Manuel Agustín Aguirre fue un destacado maestro, conductor universitario, poeta, dirigente político y popular, intelectual comprometido, militante socialista, pionero de los estudios económicos y teórico de la transformación social. Su nombre quedó permanentemente vinculado al desarrollo del pensamiento social, a la educación superior y a la lucha socialista y revolucionaria en el Ecuador y América Latina.
Nació en Loja en 1903. Inició su formación en su ciudad natal. Participó en el desarrollo de la alternativa socialista y de izquierda toda su vida. Su producción intelectual estuvo estrechamente vinculada a la acción. Su esfuerzo de comprensión de la realidad nacional y latinoamericana no lo hizo por mera curiosidad intelectual, sino por la necesidad de un dirigente y militante de explicar una estrategia de organización social y política que conduce a un proceso revolucionario.
Una serie de Ediciones La Tierra recoge su producción intelectual. Su cuarto tomo, que acaba de aparecer, denominado “La realidad del Ecuador y de América Latina en el siglo XX”, agrupa varios textos que abordan la interpretación del proceso histórico y diversos aspectos de la realidad ecuatoriana. También incorpora algunos informes como secretario general del Partido Socialista Ecuatoriano. En ellos no se expresa solamente su pensamiento político sino también su visión de la historia y las circunstancias del país.
Manuel Agustín Aguirre fue un militante sin concesiones. Desarrolló su acción en contacto con los jóvenes, los obreros y los campesinos y murió sin cambiar de ruta o atemperar sus arrestos de revolucionario, de constructor de la izquierda y del movimiento popular. Fue un hombre de teoría y de práctica. Hizo importantes aportes a la historia económica y la interpretación de la realidad social ecuatoriana y latinoamericana. Fue pionero de estudios económicos, fundador y primer decano de la Facultad de Economía de la Universidad Central. Fue electo Rector de esa Alma Mater y planteó para ella y el resto de los centros del país una propuesta de democratización y de actualización académica, truncada por la intervención dictatorial.
Aguirre fue uno de los primeros latinoamericanos que más allá de los dogmas y de las interpretaciones mecánicas, volvió a la raíz del ser ecuatoriano y nos presentó una realidad compleja de cómo nuestro país, en vez de repetir los moldes acuñados por la visión conservadora o por los dogmas estalinistas, que perpetúan la interpretación feudal de la historia nacional. Enfatizó que este Ecuador complejo fue tempranamente parte de un sistema capitalista predominante. Esta interpretación que ahora es cosa de todos los días, en los años cincuenta fue una de las grandes contribuciones de un ecuatoriano a la historia de América Latina.
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