Según el cronograma para la construcción del nuevo aeropuerto internacional de Quito, elaborado tras la renegociación del contrato, las obras deberán estar listas en pocos días más, esto es en abril, para que se inicien de inmediato las pruebas técnicas y opere desde octubre de este año.
En cambio, “pasará a mejor vida” el aeropuerto Mariscal Sucre, ubicado en el norte de la capital, construido hace aproximadamente ocho décadas, con características rudimentarias en su primera etapa, cuando la aviación era incipiente y el sector era desolado.
Ahora está rodeado de viviendas, etc., lo que implica grave peligro y obliga a su “jubilación”, con mayor razón si se toma en cuenta que se han suscitado varios accidentes en la pista y en el sector circundante, con saldos lamentables.
El Mariscal Sucre está catalogado entre los aeropuertos más altos del mundo (2 830 metros sobre el nivel del mar ) y ha sido objeto de frecuentes innovaciones.
Así, en 1960, durante la Presidencia del doctor Camilo Ponce Enríquez, se prolongó la pista 370 metros en el extremo norte y se instaló un sistema de ayuda de navegación aérea, para la operación de aviones comerciales jet y, con motivo de la Conferencia Interamericana, que no llegó a realizarse en Quito, se construyó la terminal aérea, que aún perdura con múltiples ampliaciones, mejoras y remiendos; la vía de acceso al aeropuerto, que se inicia en la escultura de los bueyes y que en principio se denominó Avenida del Sesquicentenario; el Palacio Legislativo; el Hotel Quito; el edificio de la Caja del Seguro en la Avenida 10 de Agosto; las residencias estudiantiles de las Universidades Central y Católica, con la intención de dar alojamiento a las delegaciones que debían asistir a la frustrada cita continental; el bloque posterior del Palacio de Najas (Cancillería) y la restauración del Palacio de Carondelet .
Ministro de Obras Públicas fue en ese entonces el arquitecto Sixto Durán Ballén, quien fue luego alcalde de Quito y presidente de la República y ejecutó varias obras complementarias y otras de beneficio para la ciudad.
Una vez que entre en servicio el nuevo y más importante aeropuerto del país, cambiará el destino de las instalaciones del actual, ya que el Municipio tiene varios proyectos y hay criterios valiosos como el del arquitecto Sixto Durán Ballén, de que se aproveche parte del espacio que quedará disponible, para la prolongación del potencial metro, con el sistema de ‘cielo abierto’, mucho más barato y eficiente que el subterráneo.
Lo cierto es que le queda poco tiempo de vida al emblemático aeropuerto Mariscal Sucre, testigo de tantas vivencias históricas y de las otras y ahora tan sólo corresponde un réquiem por el valioso servicio que ha prestado para el desarrollo de Quito y del país.