Adhesión a la Convemar

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar) representa la culminación de un largo y complejo proceso realizado en el marco de la codificación y desarrollo progresivo del Derecho Internacional, desde mediados del siglo XX. Para apreciar objetivamente el valor y la trascendencia de dicho instrumento universal, es menester remitirse a su origen histórico.

Los conceptos clásicos del derecho marítimo se sustentaban antaño en bases consuetudinarias, o sea en la costumbre internacional, que por cierto favorecían a las grandes potencias, pues privilegiaban aspectos inherentes a la seguridad, defensa o interés político de los Estados. La concepción del mar territorial surgió históricamente en el siglo XVIII, con una extensión de tres millas, que era el alcance del disparo de un cañón de la época. Esta regla se puso en boga, sin aceptación universal, la extensión oscilaba entre 3 y 12 millas, por decisión soberana de los Estados ribereños.

Si bien la ONU propició el nacimiento del nuevo Derecho del Mar, mediante la celebración de tres conferencias multilaterales sucesivas, el punto de partida en el tema corresponde a las dos proclamas del presidente Harry S. Truman (1945), sobre la definición de los derechos de ese país en la plataforma continental y en las zonas adyacentes de pesca, en un espacio de 200 millas.

Los países latinoamericanos fueron los primeros en adoptar esta nueva medida jurídica de los Estados Unidos y en emitir sendas declaraciones unilaterales, ampliando sus jurisdicciones marítimas. La Declaración de Santiago, del 18 de agosto de 1952, suscrita por Ecuador, Chile y Perú, abrió amplios cauces al Nuevo Derecho del Mar y dio origen al Sistema Marítimo Regional del Pacífico Sur. A este instrumento siguió el Convenio Complementario de Lima (4 de diciembre de 1954).

Tres fueron las Conferencias de la ONU sobre el Derecho del Mar (1958, 1960 y 1973, hasta la firma de la Convemar el 10 de diciembre de l982, en Jamaica). En ese contexto jugaron un rol muy importante nuestros países del Pacífico Sur. Sin embargo, ni Ecuador ni Perú son partes en esta “Constitución de los Océanos”, que contempla un Mar Territorial de 12 millas y una Zona Económica Exclusiva de 188 millas, y que ofrece amplias garantías y beneficios a los Estados miembros de la comunidad internacional. Atañe al interés del Ecuador su pronta adhesión a esta Convención de valor universal, al margen de mitos desfasados en el tiempo.

Al comienzo de julio se presentó un importante libro , bajo el patrocinio de la Universidad Internacional del Ecuador. Su autor es el embajador Luis Valencia Rodríguez, especialista de rango internacional en la materia, quien encabezó con brillo la delegación de nuestro país en la Tercera Conferencia de la ONU.

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