La política comercial del Ecuador va a estar condicionada a los compromisos del acuerdo pactado con la Unión Europea (UE).
Todas las disposiciones aceptadas van por el camino del libre comercio para ambas partes, en un proceso progresivo en el tiempo que finalmente terminará en la apertura prácticamente total de los mercados concernidos. Por ello, el país debe prepararse para dos tipos de competencia: la referente al mercado interno en donde la producción ecuatoriana deberá competir con el producto europeo que ingresará libre de derechos arancelarios y de otras restricciones; y la competencia de nuestra producción en los mercados de los 28 países europeos con los demás abastecedores del resto del mundo.
Este cambio radical de nuestra política comercial solo será conveniente si logramos exportar más, incluyendo productos adicionales a los que ahora vendemos y por valores superiores a los actuales, que en el último trienio promediaron los 2 920 millones de dólares.
Esto va a requerir un cambio en la forma de actuar de los agentes económicos y del gobierno, que se verán urgidos a innovar los modos de producción para supervivir dentro de una relación comercial exigente. Los consumidores se beneficiarán porque podrán adquirir productos europeos de buena calidad a precios asequibles si la depreciación del euro persiste en el tiempo; mientras que las exportaciones de bienes tradicionales y nuevos deberán mejorar tecnológicamente para ser competitivas dentro del mercado europeo.
La confianza en las posibilidades económicas del Ecuador se reforzará si somos capaces de atraer nuevas inversiones para hacer producciones que aprovechen la apertura del mercado europeo y si podemos romper la inercia del crédito para la producción dando facilidades para que bancos europeos vengan a competir con los ya existentes, cuyo papel en el crédito para la producción deja mucho que desear. Las expectativas serán positivas también si exoneramos del 5% a la salida de capitales a las inversiones que vengan a trabajar en sectores productivos importantes para el desarrollo global del país, por ejemplo del calibre de las flores, el camarón o el atún.
En la actual coyuntura debemos sobreponernos para mejorar la complicada situación de nuestra balanza de pagos, tomando todos los recaudos para que no se complique más la situación. No debemos temer al aumento de las importaciones provenientes de la Unión Europea porque la depreciación del euro las hace más baratas para el consumidor ecuatoriano, pero tampoco arriesgar demasiado para causar un desequilibrio mayor.
La modulación de las relaciones con Europa, cuando ya esté vigente el Acuerdo Comercial, siempre será posible en el marco de las normas generales de la OMC, que admiten restricciones cuando hay problemas serios de balanza de pagos.