Casi no llama la atención que cada cierto tiempo la renovada Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador (OSNE) presente un programa bien dirigido y excelentemente ejecutado, como ocurrió el sábado en la Casa de la Música durante la presentación de directora francesa Nathalie Marin y como solista invitada la violinista chilena Lorena González Echazú.
Un repertorio conocido, salvo por la ‘Fiesta de la cosecha’ del compositor ecuatoriano Luis Humberto Salgado, uno de los mayores exponentes de la música académica de América Latina. De la Sinfonía 3 ‘Renana’, de Robert Schumann, que tiene cinco movimientos, se ha escrito bastante, a los directores les agrada dirigir esta obra porque es una de las más prolijas del compositor alemán.
Compuesta en 1850, tiene un carácter melódico, especialmente en el primer movimiento, que evoca un pasado nostálgico pese a su intensidad sonora, que fue donde mejor se apreció la dirección de Nathalie Marin.
Coincide que con este concierto pude ver por primera vez en acción a la directora francesa que llegó para trascender al frente de la OSNE.
Fuerza y liderazgo dentro del escenario fue lo que se vio esa noche en la Casa de la Música. Algo similar cuentan que ocurrió el día anterior, con el mismo repertorio, en el Teatro Politécnico.
La gran expectativa giraba frente a lo que haría la violinista chilena, invitada especial para tocar el concierto para violín de Tchaikovsky, uno de los más difíciles escrito por el gran maestro ruso y que tiene tres movimientos muy intensos.
El primero es un ‘allegro moderato’ que comienza con toda la orquesta que, posteriormente, da paso al violín protagónico en toda la obra y que solamente los virtuosos pueden tocar.
Tchaikovsky había dedicado ese concierto a un gran violinista y amigo de la época, que se lo devolvió porque le resultaba imposible de interpretar.
Al parecer nada fue imposible para la violinista chilena que, según la crónica publicada hace pocos días en este Diario, se dedica por lo menos unas 15 horas diarias a ensayar una de las más difíciles partituras para que la obra salga perfecta.
Talvez con poco brío en la parte inicial, en el transcurso de la sinfonía la solista alcanzó todo el protagonismo que requiere ese concierto tan complejo. Se trata de una artista virtuosa que tiene una trayectoria que la ha llevado a los más importantes escenarios mundiales.
Existe una grabación que confirma el talento de Lorena González Echazú. Es el concierto para violín de Jean Sibelius, otra de las sinfonías consideradas entre las más geniales para el más simbólico de los instrumentos de cuerdas como es el violín.
Los aciertos de la nueva OSNE continúan y para este viernes se anuncia el concierto para piano número 5 de Beethoven, conocido como ‘Emperador’ y unas marchas universales entre las cuales se supone estará la ‘Militar’ de Schubert.