Las caras nuevas, mezcladas con las viejas prácticas y las mismas mañas políticas de siempre, usan herramientas que no son nuevas para engañar a la gente y lograr su objetivo. Los conceptos están escritos y la aplicación rebasa cualquier pensamiento ideológico; no importa qué membrete se pone en nombre del cambio y la revolución.
Noam Chomsky, reconocido lingüista, emblemático profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts; activista respetable, duro crítico de la globalización y del sistema imperante y referente de algunos revolucionarios, escribió muchas obras de lingüística, política, el nuevo orden mundial, la democracia, los Estados fallidos, el abuso del poder y el ataque a la democracia, la propaganda y la opinión pública.
Planteó las diez estrategias de manipulación del poder a través de los medios. La distracción para tener despistado al público de los verdaderos problemas sociales. Crear problemas y ofrecer soluciones redentoras. La gradualidad para que se acepte una medida inaceptable. Diferir las cosas y cuando se aplique ofrecer demagógicamente que todo irá mejor mañana, lo que hace acostumbrar al público a la idea del cambio y aceptar con resignación. Dirigirse al público como criaturas de poca edad, con argumentos para infantiles. Utilizar el aspecto emocional (de las mentes lúcidas y los corazones ardientes), mucho más que la reflexión. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Reforzar la auto culpabilidad (los pasajeros son responsables de los accidentes de tránsito por no reclamar al chofer). Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismo se conocen. Esto abona para tratar de convencer a quienes desconocen toda la realidad nacional y solo escuchan al poder.
Aquí preocupados de calificar de éxitos o fracasos a las marchas, que están amparadas por la Constitución e incluso que permite el derecho a la resistencia, mientras miles de ecuatorianos lanzan SOS de auxilio por haber perdido sus casas y sus sembríos por el invierno y las inundaciones en el Litoral.
Hay otros hechos vergonzosos que no se han podido justificar; los 40 kilos de droga que fueron a Italia en valija diplomática. El courier contratado por la Cancillería garantiza que la valija salió cerrada y llegó igual a su destino, con sellos diplomáticos, y la Policía Italiana ha dicho que la droga salió de Quito. Más allá de las responsabilidades que aún no existen pero tendrán que establecer, hay hechos evidentes que dañan la imagen del país. En lugar de solo defenderse con el ataque deben preocuparse del tema de fondo, que el propio Fiscal General ha admitido, y de lo que tampoco el país reacciona. Las bandas organizadas y el narcotráfico acechan a las instituciones y debe llamar a la reacción a tiempo de todos para no llegar nunca a la violencia de Colombia y México.