El pasado 14 de abril, en la Embajada de España, hice entrega al ministro de Medio Ambiente, Daniel Ortega, del libro “Galápagos. 20 años de cooperación española en las Islas Encantadas”, que recoge la calidad y cantidad de un trabajo orientado al desarrollo económico y social sostenible de las Galápagos, contribuyendo a conciliar la necesidad de preservación del hábitat natural con la presencia de la población humana.
Esa presencia española comenzó en 1994, cuando la AECID apoyó el Plan de Interpretación y Educación Ambiental para las islas. Tras esa experiencia, en 1999 se inició el Proyecto Integral Galápagos, en el marco del Programa Regional Araucaria. Desde entonces, y a partir de 2005, en el contexto de un renovado Araucaria XXI, Araucaria ha sido el eje vertebrador de la Cooperación Española en Galápagos, ejecutando fondos de varios Ministerios y de la cooperación descentralizada españoles, y siendo la puerta de entrada de los proyectos de las ONGD de mi país.
El libro resume el trabajo de 14 entidades españolas, en 28 proyectos, con una agenda tan diversa como la gestión de residuos, las energías renovables, género en desarrollo, cultura, pesca, agricultura, educación ambiental o conservación de la biodiversidad.
El esfuerzo ha sido coordinado con las municipalidades, para mejorar la gestión ambiental, con el Parque Nacional, para promover modelos de gestión sostenible y conservación de sus valiosos recursos naturales, y con el Consejo de Gobierno, para mejorar la gobernanza ambiental. También hemos trabajado con organizaciones de la sociedad civil y la población local, primando diferentes iniciativas productivas sostenibles.
Con este libro hemos tratado de sistematizar las experiencias acumuladas, de valorar su impacto y de mostrar lo aprendido para el desarrollo de futuras intervenciones de la cooperación internacional en el archipiélago, para lo que hemos llevado a cabo un proceso de reflexión y análisis crítico por sus propios actores, lo que nos ha permitido descubrir los elementos que hicieron posible la obtención de resultados y compartir mecanismos que puedan mejorar las intervenciones en el futuro.
Se ha tratado, en definitiva, de un trabajo sostenido en el tiempo que se armó con cinco ejes: fortalecimiento institucional-fortalecimiento de la Dirección del Parque Nacional, gestión ambiental municipal y ordenamiento territorial, manejo de recursos hídricos y políticas poblacionales-, gestión de recursos naturales-protección y restauración de áreas protegidas y erradicación de especies invasoras-, promoción de oportunidades económicas-pesca artesanal, desarrollo agropecuario y turismo de base local-, fortalecimiento de sistemas de cohesión social-educación ambiental y participación, cultura y patrimonio-y promoción de los derechos de las mujeres. Fue un gusto.