En época de crisis económica –y bastante también de moral- , impresiona informarse que ante la próxima lid electoral, surgen nuevos movimientos y organizaciones políticas, para competir en las elecciones del año próximo.
Por cuanto la necesidad aguza el ingenio, algunos nos dimos cuenta de que el único lugar promisorio y seguro para salir de esta situación es la política. En ella, la posibilidad de ser escogido en algún cargo donde haya ingresos fijos y “adicionales”.
En círculo de amigos razonábamos sobre esta posibilidad y lo primero por hacer es fundar un nuevo movimiento, pues los que existen seguramente no admiten más afiliados.
Hay que redactar un programa de gobierno con muchas promesas, imposibles o absurdas, pero con la esperanza de que el noble e ingenuo pueblo pueda creernos y otorgarnos el voto.
Como ya existen tantos programas, la redacción resulta fácil, ya que todos dicen más o menos lo mismo; y el capítulo de posibles ofertas está agotado. Por ello, pensamos que cabe escoger un nombre convincente y sonoro, uno que cause impacto y llame poderosamente la atención. De los varios, se destacó uno: “El Reventador”, volcán que desde hace tiempo está arrojando ceniza, pero al que ya no le damos importancia.
Ya en el lugar en la administración, ingeniarse para que sea un cargo con buenas comodidades y sueldo, ojalá incluya viajes al exterior como aquellos que favorecen a ciertos HH de la Asamblea Nacional. Cuánta maravilla sería que, para el ejercicio, nos proporcionen un vehículo con chofer, mantenimiento pagado y seguro de accidentes; y, de alcanzarlo, que le acompañe otro vehículo de seguridad y un par de motociclistas con sirena para cruzar la ciudad.
De paso, si es posible, buscar acomodo para miembros de la familia y amigos de confianza, a quienes se les podría conseguir unos contratos con ventaja incluida.
Si las circunstancias permiten y para que más tarde no nos acusen de falta de “manos limpias”, los contratos deberían firmarse con guantes blancos. Así, los guantes serían los únicos sucios.
Pero no, no y no. Estas ideas se disipan cuando la razón nos dice que ir al Poder es un privilegio para servir al noble pueblo del 10 de Agosto y del 9 de Octubre y mejorar la situación de los pobres y desvalidos.
Ese es el modelo del buen político, del que se sacrifica por la colectividad. Que los hay, los hay; y debemos seguir su noble ejemplo, so pena de que nos descubran en algún acto indebido, enjuicien penalmente y -en último término- nos condenen a dos, tres o cinco años de prisión. El tiempo vuela; un día se acaba la condena… y nos quedaremos con la plata. Hasta tanto, que los fans proclamen su inocencia, falta de pruebas y… persecución.