En zonas con alta densidad poblacional de animales se registra una mayor incidencia de mordeduras. Foto: Archivo / Narices Frías
Un perro puede morder por estrés, por intentar defenderse si se siente amenazado o arrinconado, o si siente dolor por una enfermedad o una herida. Las mordeduras no siempre son sinónimos de agresividad en el temperamento de los animales.
Estos accidentes, sin embargo, son frecuentes. De hecho, la Agencia Metropolitana de Control recibió 85 denuncias de mordeduras de perros en el 2017. En lo que va del 2018 se han registrado 35.
Karina Pizco, coordinadora del proyecto de fauna urbana del Municipio de Quito, Urbanimal, dice que se han identificado tres zonas de la ciudad donde se presenta esta problemática con mayor frecuencia: las administraciones zonales de Calderón, Quitumbe y Eloy Alfaro (sur occidente de Quito).
Uno de los ejes del proyecto incluye campañas de esterilización en zonas con alta densidad poblacional de animales callejeros. Este procedimiento ayuda a disminuir la agresividad por territorialidad. Foto: Archivo /Narices Frías
Para enfrentar esta problemática lanzaron un programa para controlar la población de animales callejeros o con permiso de vagar. Una parte de este proyecto es realizar campañas de esterilización intensas en las zonas. Además de evitar la reproducción controlada, la esterilización sirve para reducir la agresividad por territorialidad.
Esto no es nuevo. En 1997, un estudio de la Universidad de California en Davis mostró que la esterilización podía reducir la agresividad de los perros machos con miembros de su familia, personas desconocidas y otros animales.
Otra parte del proyecto incluye la colaboración con el Ministerio de Salud Pública. “Estamos trabajando para que sus técnicos de atención primaria, que están en contacto permanente con la población, ayuden en el tema de guía y educación”. Además les proveen de datos sobre los incidentes que se registren.
Otro eje del proyecto para reducir las mordeduras es el registro de perros y gatos así como campañas de educación para una tenencia responsable. Foto: Archivo / Narices Frías
Sin embargo, la educación y la esterilización no harán todo el trabajo. Para que sea efectivo, se necesita incorporar el registro de perros y gatos y las pruebas de comportamiento. Por el momento, estas son realizadas por el Centro Regional de Adiestramiento Canino.
Pizco aclara que la idea es reunir a los etólogos certificados que existen en el país y elaborar guías técnicas para medir el temperamento de los animales. Según el nivel de sociabilidad que tengan, se les asignaría un color de placa. Puntualiza que este mecanismo no servirá si la ciudadanía no se compromete. “Si tienen perros que no son sociables y los dejan salir, es difícil controlar que no se produzcan las mordeduras”.
Para la especialista en salud pública, es necesario acompañar estas medidas de más control y sanciones más fuertes para garantizar una tenencia responsable de mascotas en el DMQ. .