Lucho es un french poodle ecuatoriano que perdió la movilidad de sus patas traseras. Foto: Cortesía Christian Heymann.
Lucho vivió una vida de maltrato. Este Poodle de aproximadamente 10 años de edad quedó paralizado bajo los cuidados de un dueño abusivo. Todo indicaba que nunca iba a poder disfrutar del amor de una familia.
Un día fue llevado a una clínica veterinaria en Quito. “Lo querían poner a dormir”, recuerda Christian Heymann, quien tenía un local de servicios para animales de compañía. Allí también funcionaba una clínica veterinaria.
Él siempre tuvo un amor muy grande por los animales. Al conocer del caso de Lucho decidió adoptarlo. Evitó que sea sacrificado y le abrió las puertas de su vida y de su hogar.
Aunque no pudo devolverle su movilidad en sus patas traseras, le ayudó a ser más independiente. Le construyó una silla de ruedas con tubo PVC y así le mostró que no era el final de su vida. Poco a poco ha ido cambiando de materiales en busca de una que se adapte mejor a sus necesidades. Hoy en día utiliza una de aluminio y con ella es imparable.
Su discapacidad no le ha impedido destacarse en el deporte. “Nada muy bien, ha corrido maratones, hace desfiles de moda y hacemos ciclismo”, cuenta Christian. Utiliza un soporte especial y un coche para acompañar a Christian en las competencias.
Aunque hoy en día son muy buenos amigos, no siempre fue así. Lucho tenía muchos traumas por el maltrato y le costaba confiar en las personas. A Christian lo mordió un par de veces, pero nunca ha pensado en dejarlo a su suerte. Al contrario, reconoce que la desconfianza es producto de sus experiencias traumáticas y que lo único que necesita es más amor.
Ahora viven en Panamá. Allá realizan deportes, van a fundaciones y dan charlas sobre tenencia responsable. Incluso tiene una página de Facebook y una cuenta de Instagram con más de 3 000 seguidores.