Ruth Pazmiño alimentaba a Tony y Julieta fuera de su casa. Foto: Paúl Rivas / Narices Frías.
El amor es un sentimiento que trasciende especies y una prueba de ello es la historia de Tony y Julieta. Estos dos perros mestizos se enamoraron y lucharon por estar juntos. Aquí te contamos cómo fueron adoptados.
La primera vez que Ruth Pazmiño se encontró con los animales fue un día cuando llegaba del trabajo. Estaban comiendo un pedazo de pan afuera de la casa de su vecina. Uno de ellos se le acercó y ella lo acarició y siguió su camino.
En los días siguientes, ese pequeño empezó a esperarla fuera de su casa. “Era como si la hubiese conocido desde hace mucho tiempo”, cuenta María Rennich, hija de Ruth.
Ruth ya se había encariñado con Tony – así lo nombró. Le ponía un plato de comida y a veces ponía algo extra porque el pequeño llegaba con una perrita más pequeña. El problema es que Ruth ya tenía tres canes en casa y no estaba segura de poder tener uno más.
Tony y Julieta pasan todo el tiempo juntos y se cuidan mutuamente. Foto: Paúl Rivas / Narices Frías.
Le abrió la puerta y Tony entró. Lo llevó al veterinario, a la peluquería y le compró comida. Así el peludo se hizo parte de su familia. Pero, aunque se llevaba muy bien con los otros animales de la casa, tenía una tristeza inexplicable.
Siempre que su amiga pasaba cerca de la casa, Tony lloraba. Ruth, con mucha tristeza, entendió que separarlos fue lo que le causaba tristeza. “Mi mami muy triste decidió abrir la puerta y dejarlo ir con su novia”, agrega Rennich. Ambos perros se dieron besos y se marcharon juntos. Ruth pensó que no lo volvería a ver.
Al día siguiente se encontró con una sorpresa: Tony la estaba esperando afuera de su casa, esta vez acompañado de Julieta. Finalmente, Ruth decidió adoptarlos a los dos y ahora viven juntos en su nuevo hogar. El amor que se tienen es muy grande y los canes no se separan.
¿Conoces una historia similar? Envíala a mascotas@elcomercio.com.