¿Por qué es conveniente reducir la ingesta de azúcares en un 5% al día?

Las frutas deben ser elegidas siempre frente a la posibilidad de ingerir alimentos procesados ricos en azúcar añadida. La fructosa vegetal no trae enfermedades como estos. Foto: Freepik.es.

“Nuestro cuerpo necesita para funcionar diversos macronutrientes (proteínas, grasas, carbohidratos), y micronutrientes (vitaminas y minerales). Los hidratos de absorción veloz como el azúcar solo aportan energía de utilización rápida”, subraya la doctora Teresa Lajo Morales, especialista en endocrinología y nutrición.

Según indica, en la mayoría de las personas sanas, es beneficioso reducir al máximo la ingesta de azúcar procesada. Ya que existen otras fuentes de carbohidratos (incluso de rápida absorción) que sí aportan beneficios adicionales, como las frutas o algunos cereales enteros.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a los adultos con un índice de masa corporal normal reducir el consumo de azúcar al 5% de la ingesta calórica diaria. Esto equivale a un máximo de 25 gramos de azúcar al día, según recuerda.

La glucosa es necesaria para todos los organismos del planeta. Sin embargo, si no se la ingiere mediante la alimentación, nuestro organismo está perfectamente diseñado para producirla. A través, de determinadas reacciones bioquímicas, advierte la especialista del Hospital Universitario La Moncloa. “Sí necesitamos glucosa para vivir, pero no requerimos añadir azúcar a nuestra dieta”, dice.

En el caso de la fructosa, ni es necesaria para vivir, ni podemos sintetizarla. Es más, si la consumimos en exceso (no incluye la fructosa de las frutas), como pasa con algunos alimentos para diabéticos, puede ser perjudicial para el hígado. Esto causa el llamado hígado graso, advierte la especialista en endocrinología.

Existen diferentes estudios que relacionan el consumo excesivo de azúcar con enfermedades tales como: diabetes, obesidad, enfermedad coronaria, depresión, problemas intestinales, caries dental, déficit de magnesio, etc.

“Resulta imposible rebatir los resultados de ensayos clínicos que muestran que más azúcar empeora a corto plazo los indicadores principales de salud cardiovascular (como triglicéridos y presión arterial)”. Mantiene la doctora Lajo Morales. El British Medical Journal realizó uno de los trabajos más completos sobre la materia. Concluyó que la ingesta de azúcar y de bebidas azucaradas es, por sobre todo, un factor determinante en el peso corporal.

Alimentos con azúcares que no conocemos

Hay alimentos que contienen azúcares y no lo sabemos. Siendo los más habituales: el alcohol, aperitivos, harinas refinadas y panes y pasteles industriales, comidas enlatadas, frutas desecadas, cereales de desayuno, y fundamentalmente refrescos. Es notoria también la relación del consumo de azúcar y el cáncer. “Hay suficiente evidencia de que las células malignas parecen tener una exagerada avidez por la glucosa.

Asimismo, la elevación de la insulina -hormona necesaria para metabolizar la glucosa- es perjudicial para el desarrollo de esta enfermedad puesto que aumenta la inflamación”, dice la experta. Además, el azúcar puede resultar adictivo por su capacidad para estimular la dopamina, que es la hormona de la felicidad y de la motivación.

“La adicción al azúcar puede resultar tan peligrosa como otras, a largo plazo precisa ayuda profesional para modificar hábitos nutricionales”, concluye la doctora Lajo Morales.

El azúcar, además, elimina la protección contra la obesidad. Las enfermedades metabólicas, diabetes y sobrepeso se complican con la ingesta de esta, según un estudio de la Universidad de Columbia (Estados Unidos) realizado en ratones. La investigación determinó que el azúcar en la dieta altera el microbioma intestinal. Lo que desencadena una cadena de acontecimientos que conduce a enfermedades metabólicas, prediabetes y aumento de peso.

Los resultados fueron publicados en la revista especializada Cell y sugieren que la dieta es importante, pero añaden que un microbioma óptimo es igualmente esencial para la prevención de estas patologías. Tras cuatro semanas del estudio en ratones, estos mostraban características del síndrome metabólico, como aumento de peso, resistencia a la insulina e intolerancia a la glucosa. Además, su microbioma había cambiado drásticamente y para mal.

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