Pintores de Tigua visitaron Quito para promocionar sus obras de arte. También elaboran bateas y cucharas de palo, conocidas también como cucharas mamas. Foto: Galo Paguay/ GuaiFai.

Pintores de Tigua visitaron Quito para promocionar sus obras de arte. También elaboran bateas y cucharas de palo, conocidas también como cucharas mamas. Foto: Galo Paguay/ GuaiFai.

La tradición de Tigua sigue viva con la ayuda de la tecnología

Pintores de Tigua visitaron Quito para promocionar sus obras de arte. También elaboran bateas y cucharas de palo, conocidas también como cucharas mamas. Foto: Galo Paguay/ GuaiFai.

Alrededor de 60 pintores (20 de ellos formados empíricamente) mantienen viva la tradición de sus antepasados, en Tigua, Cotopaxi. Allí, en sus respectivos talleres, graban figuras y paisajes representativos del pueblo indígena sobre cuero de oveja.

El cóndor, por ejemplo, es una las figuras que siempre está presente en esas obras de arte, llenas de color e historia.

De acuerdo con Juan Francisco Ugsha, uno de los pintores que aprendió ese arte a través de la observación y experimentación, el cóndor es un símbolo representativo del pueblo andino, porque les trae buena suerte y porque lleva mensajes a las comunidades.

Recuerda que antes, tras la llegada de los españoles, se decía que el cóndor era una ave de malagüero. “Pero después descubrimos que no era así y es lo que tratamos de transmitir en nuestros cuadros”.

En sus inicios, los artistas de Tigua pintaban sobre cuero de oveja fresco, ahora y gracias a la tecnología, lo hacen en cuero curtido. También pasaron de la anilina a la pintura acrílica.

Antes, también trabajaban con pintura de esmalte, pero la dejaron de lado porque el ‘thinner’ les causaba problemas de respiración. “Nos estaba enfermando. Teníamos problemas en los pulmones”, contó.

También cambiaron las plumas de curiquingue, ave emblemática de los páramos del Antisana y Cotopaxi, y el pincel elaborado con sigse por otros más modernos.

El cambio de pintura, contaron los artistas, contribuyó a un mejor acabado de sus obras, muchas de ellas, precisamente, circulan ya en países de Europa y América Latina. Son apetecidos por su colorido y paisajes llenos de historia.

Infinidad de diseños reposan ahora en cuadros planos, pero también en tambores. Así, precisamente, fue como hace nació ese arte en Tigua.

Los primeros artesanos representaban, sobre el cuero de oveja, a los danzantes de Pujilí. Después incorporaron más elementos. Uno que llama mucho la atención y del cual Ugsha es uno de los pioneros, es la lucha de los pueblos indígenas.

Ugsha plasmó los dos levantamientos indígenas más representativos que se registraron en el país.

Sobre el danzante de Pujilí, narran los artesanos, aún les falta descubrir su origen. Sin embargo, recuerdan que para iniciar investigaciones requieren del apoyo de instituciones privadas y públicas.

Ese también ese el pedido para mantener vivo el arte de la pintura de Tigua.

“Lamentablemente hemos perdido a varios pintores por la falta de apoyo. Muchos de ellos han buscado otros trabajos,porque muchas veces la pintura no es rentable”. Recuerda que inicialmente eran 200 los artesanos que se dedicaban a pintar.