Diferentes dispositivos electrónicos implementan opciones para regular la energía emitida desde sus pantallas LED. Foto: Pixabay
Las pantallas electrónicas se han convertido en parte de la vida diaria, tanto para los momentos de trabajo como para los ratos de ocio. Su uso, no obstante, viene acompañado de algunas peculiaridades, debido a su configuración física.
Una de las principales características de muchas pantallas de dispositivos electrónicos de la actualidad (celulares, tabletas, computadores y hasta televisores) es que están conformadas de pequeños Diodos de Emisión de Luz, o LED, por sus siglas en inglés.
La luz en general es un tipo de radiación electromagnética y, según la frecuencia de onda en la que se emita, esta será visible y será captada por el ojo humano en un rango de color.
En los extremos no visibles de este espectro de luz se encuentran los rayos infrarrojos, como los que se utilizan en los controles remotos, que tienen una frecuencia de onda más alta. Los rayos ultravioleta, en el otro extremo, son considerados nocivos para la salud ya que, mientras más corta es la longitud de onda, es mayor la energía de la luz.
Cerca de este lado del espectro se encuentra la luz azul. Y aunque este tipo de frecuencia de onda se encuentra naturalmente en la luz solar y está presente durante el día, a lo largo de la noche se manifiesta de forma artificial, generalmente porque es proyectada por las pantallas LED.
En lo que respecta al cuerpo humano, la exposición excesiva y durante períodos prolongados de tiempo a la luz azul está asociada con algunas dolencias, como el insomnio o incluso en algunos casos la pérdida de memoria. Y esto es por causa de la melatonina.
Mauricio Batallas, psicólogo clínico, explica que la melatonina se produce a raíz de la segregación de la glándula pineal en el cerebro y, desde ahí, se distribuye a todo el cuerpo por el torrente sanguíneo. Por esta razón se la considera una neurohormona.
“Los receptores proteicos de la melatonina indican al cuerpo los ritmos sueño-vigilia, mostrando picos de esta neurohormona en la noche y bajas concentraciones en sangre durante el día. En el día, las concentraciones de melatonina son hasta 10 veces menores que en la noche”, explica.
En este sentido, la luz captada por el ojo humano tiene un efecto sobre la activación del cerebro y del sistema general del cuerpo humano.
“Tanto el cortisol (hormona del estrés, vigilia) como la melatonina se ven afectadas por la exposición a la luz, pues esta participa como una señal para el cuerpo. Así, se puede afirmar que la luz expuestaal ojo humano suprime la segregación de melatonina causando alteraciones en los ritmos de sueño-vigilia”, explica Batallas.
Es así que quienes se exponen a la luz azul antes de ir a dormir, tardan más en conciliar el sueño y se demoran más en despertarse.
Ante esto, existen algunas alternativas desde el lado de la tecnología que permiten contrarrestar en algo estos efectos.
En el caso de algunos teléfonos inteligentes, los fabricantes se han dedicado a desarrollar filtros puntuales para la luz que emiten sus pantallas LED.
En el caso de los últimos iPhone, tanto desde el Centro de Control como desde la opción de Configuración del sistema operativo iOS es posible acceder a la función ‘Night Shift’, que filtra los tonos azules del espectro lumínico de la pantalla. El resultado se aprecia a simple vista y es inmediato: la pantalla adquiere una tonalidad sepia, de saturación leve, que es más suave a los ojos.
Esta función ha sido incorporada en el sistema macOS desde marzo de 2017 para los computadores cuyo hardware permite realizar esta filtración de color en el monitor.
Windows 10 también incorporó la función ‘Night Light’, que reduce la cantidad de luz azul emitida por los monitores y puede ser programada para funcionar a determinadas horas.
Actualmente los modelos 2018 de los teléfonos inteligentes de Huawei también cuentan con una tecnología que modula el uso de luz azul. Esta función se la conoce como ‘Modo descanso Visual 2.0’ que permite bajar la luminosidad de colores azules y violetas a un nivel óptimo.
En el mercado ecuatoriano existen anteojos que ofrecen filtros para la luz azul, que podrían funcionar como un factor extra de protección. No obstante, en la actualidad no existen suficientes argumentos científicos que demuestren de forma fehaciente que este tipo de filtros entregue un mayor beneficio con respecto a los filtros ultravioleta.