Steve Jobs, durante la presentación en 2007 del primer iPhone. Foto: Archivo EFE
El iPhone salió al mercado un día como hoy, pero hace 10 años: el 29 de junio de 2007. Y desde entonces se ha convertido en un ícono tanto de la industria de los móviles como del diseño y la estética en la creación de los productos de Apple.
En lo que respecta a la industria, este teléfono inteligente cambió muchos de los estándares que estaban impuestos entre las grandes compañías fabricantes de celulares. Y eso hizo que el teléfono sea uno de los grandes éxitos de ventas a escala global.
Nokia y BlackBerry, los dos gigantes en la industria de la telefonía móvil, subestimaron el aparato que se presentó en 2007. Las dos fabricantes de celulares creían que el iPhone solo sería una opción para los compradores dentro de un mercado que ya estaba saturado con diferentes ofertas de móviles para todos los gustos.
No obstante, para el 2016, las cifras y la historia demostraron lo contrario. Para finales del año pasado, los dispositivos con sistema operativo iOS y Android tenían 99,6% de la cuota de mercado. Windows ocupaba un 0,3%. Nokia licenció sus productos varias veces en los últimos años a otros fabricantes, y BlackBerry dejó de fabricar teléfonos, otorgando pocas licencias para que otros fabricantes hagan algo con su marca.
Pero el gran predecesor del iPhone, tal y como lo conocemos hoy en día, fue el iPad. A pesar de que la primera generación de iPad salió al mercado el 3 de abril de 2010, tres años después de la salida del primer iPhone, al interior de Apple la historia era otra.
Steve Jobs, entonces CEO de Apple, había recuperado a la empresa con la fabricación del iPod, un reproductor de música capaz de almacenar grandes cantidades de canciones. Su afán, tras el éxito de ventas del iPod, era el de incorporar el reproductor de música en un teléfono móvil. Así nació el Motorola ROKR.
Este teléfono resultó un fiasco, ya que guardaba poco de la estética de los productos de Apple y podía almacenar pocas canciones. Walter Isaacson, biógrafo de Steve Jobs, recoge en la biografía que escribió y publicó en el 2011 que la compañía de la manzana ya estaba trabajando en la tecnología táctil que se incorporó en el iPhone desde inicios de este milenio.
Pero su trabajo no estaba enfocado en la creación de un teléfono inteligente, sino para el uso de los ‘trackpad’, una zona táctil incorporada cerca del teclado de los computadores que podría funcionar como reemplazo del ‘mouse’. Para esto, Apple había adquirido FingerWorks, una compañía de Delaware, EE.UU., que trabajaba en esta tecnología.
La tecnología multitáctil estaba en investigación y desarrollo, pero no fue una prioridad para la empresa sino hasta la mitad de la primera década de los 2000, cuando Jobs se empeñó en crear una computadora portátil de bajo costo.
Jonathan Ive, una de las mentes más brillantes dentro de Apple y responsable del diseño de la mayoría de los productos más exitosos de la compañía, le propuso en ese año a Jobs que, para abaratar costos, podrían eliminar el teclado de las computadoras, incorporándolo a las pantallas mediante el uso de una interfaz multitáctil.
Luego de varias reuniones, el equipo de técnicos de Apple creó una tableta que cumplía con las expectativas de Jobs y de Ive: era lo suficientemente pequeña para poder ser llevada en una mano, pero lo suficientemente grande para poder incluir un teclado táctil, desplegado por medio de software, dentro de la pantalla.
Para desdicha del equipo de desarrolladores y técnicos de Apple, este proyecto se cruzó con el que la compañía venía desarrollando a la par: un teléfono móvil para sobrellevar el mal sabor de boca que les había dejado el ROKR.
Jobs, al ver la tecnología de la tableta en marcha, pidió a su equipo que concentre sus esfuerzos en reducir el tamaño tanto de la pantalla física como del teclado virtual para ser tan pequeño como un teléfono celular.
Tras varios meses de creación, desarrollo, prueba y error, la compañía logró reducir el tamaño de la tecnología, y esta pudo incorporarse al iPhone para su salida al mercado. Y esto produjo el consiguiente retraso en el desarrollo del iPad, que no vio la luz sino hasta 3 años más tarde.