Álvaro, de 5 años y afectado por atrofia muscular espinal, camina hacia sus padres, probando elexoesqueleto. Foto:EFE
Tiene 12 kilos de peso y está compuesto por largos soportes que se ajustan y adaptan a las piernas y tronco de los niños: es el primer exoesqueleto infantil del mundo, en fase preclínica, que ha sido presentado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de la Universidad Politécnica de Madrid.
El equipo, liderado por la investigadora del Centro de Automática y Robótica del CSIC, Elena García, ha explicado que este ingenio se utilizará en hospitales, como terapia de entrenamiento para que los niños con atrofia muscular espinal aprendan a caminar y a mantener la movilidad.
El exoesqueleto se empleará en niños de entre 3 y 14 años con atrofia muscular tipo dos. A ellos “se les diagnostica entre los 7 y los 18 meses de vida y los niños que lo padecen no llegan a caminar nunca, lo que produce un importante deterioro de su estado”, ha explicado la investigadora.
Gracias a este mecanismo, los pequeños pacientes evitarán o retrasarán la aparición de escoliosis, osteoporosis, insuficiencia respiratoria y otras complicaciones que disminuyen su calidad de vida.
García anunció: “este dispositivo podría estar en el mercado en un año y medio, si contamos con la financiación necesaria”, que implica 50 000 euros (alrededor de USD 56 000) solo para el prototipo. Una fabricación a escala industrial rebajaría el precio a30 000euros (USD 34 000) por unidad.
“La idea es ofrecerlo en alquiler a las familias, por unos 800 euros (USD 900) al mes y ver, después, la posibilidad de ayudas económicas a las más necesitadas”, añadió.
El proyecto se está desarrollando con la colaboración de médicos del Hospital Infantil Sant Joan de Déu, en Barcelona, y del Hospital Universitario Ramón y Cajal, en Madrid.
Estos centros hospitalarios cuentan con sus propios ensayos preclínicos: en el caso de Barcelona, ocho niños participan en uno, con una duración de tres meses, para comprobar la adaptación de estos pacientes al exoesqueleto. Por otro lado, en el de Madrid se estudiarán las posibles alteraciones psicológicas de utilizar este aparato en las actividades diarias de los menores.
La principal dificultad de desarrollo hasta ahora radica en el hecho de que los síntomas de enfermedades neuromusculares, como la atrofia muscular espinal, “varían sus efectos con el tiempo, tanto en las articulaciones como en el conjunto del cuerpo”. En ese sentido, este modelo “incluye articulaciones inteligentes que modifican la rigidez de forma automática” para adaptarse a la sintomatología de cada niño.
El presidente del CSIC, Emilio Lora-Tamayo, ha indicado que el “diseño, fabricación e investigación del aparato son un magnífico ejemplo de cómo la ciencia se ocupa de los problemas concretos de la sociedad, con resultados tangibles”.