Un 'zoom' al proceso de nutrición y preparación física de los juveniles

El  pasado martes.  Los jóvenes futbolistas de Independiente  almorzaron después de que las personas encargadas de la cocina atendieron al  equipo de Primera. Paúl Rivas/ EL COMERCIO

El pasado martes.  Los jóvenes futbolistas de Independiente almorzaron después de que las personas encargadas de la cocina atendieron al equipo de Primera. Paúl Rivas/ EL COMERCIO

La fatiga se evidencia en sus rostros, en las gotas de sudor que resbalan por sus mejillas.

Veinte jóvenes lucen agotados, pero las palabras de Pablo Cortez los anima a seguir corriendo e hincarse, simultáneamente, alrededor de unos conos pequeños de color anaranjado.

Esa acción, denominada explosión física, la ejecutaron durante 30 minutos, en una cancha ubicada a unos 25 metros de la puerta de ingreso al complejo de El Sauce, en Tumbaco.

Cuando un jugador quiere parar, Cortez enseguida recurre a su diccionario de frases emotivas: "Sigan, sigan, no se detengan. Piensen en Argentina, en Europa". "¿No querrán jugar en el Barcelona o en el Manchester, donde está el 'Toño' (Antonio Valencia)?".

Al escuchar esa cadena de palabras, los futbolistas de la Sub 18 de El Nacional miran al cielo antes de correr. Lucen más animados.

Cuando terminan el trabajo físico, descansan un momento, y en seguida van al centro de la cancha para seguir con la parte estratégica dirigida por el DT encargado.

Antes de empezar a tocar el balón, los jóvenes futbolistas se sirven un vaso de Gatorade. Es miércoles y a diferencia de otros días, pueden consumir esa bebida hidratante. Los lunes, martes, jueves y viernes solo tienen agua a su disposición.

Eso es lo único que se sirven los muchachos de El Nacional mientras dura el entrenamiento. Cuando la jornada termina, los jóvenes se cambian de ropa y de inmediato abandonan el complejo.

A diferencia del equipo de Primera, los utileros no los esperan con un plátano o con una manzana para que recuperen, en algo, las energías perdidas durante el entrenamiento.

Ese vaso de Gatorade es todo lo que hubo el pasado miércoles, y Cortez, director de las categorías formativas, desconoce si después de correr por más de dos horas consumen un almuerzo nutritivo.

En la mañana, ese profesional les pregunta si desayunaron. Los que lograron hacerlo trabajan normalmente. Los que no, reducen la carga de trabajo. Por esa razón, "muchos de ellos se quedan callados".

Ese precisamente es el principal problema que afrontan en las categorías formativas los clubes Independiente del Valle, El Nacional, Deportivo Quito, Universidad Católica y Liga.

En el caso de esos equipos, a excepción del Quito, los técnicos o encargados de esos jóvenes solo dan razón de quienes viven en las residencias.

"Muchas veces no sabemos lo que hacen en sus casas", reflexionó David Andrade, coordinador de las formativas de Liga de Quito.

Otras veces simplemente responden "comí lo que me dio mi mamá", dice Juan Carlos Jácome, ex jugador y nutricionista.

El especialista puso ese tema sobre el tapete porque no siempre la comida que preparan los padres de familia es la recomendada para los deportistas.

La mala alimentación, el dolor de cabeza de los clubes

Al complejo de Liga, en Pomasqui, llegan el 5 de cada mes jugadores de distintas provincias a probar suerte.

Los que muestran cualidades se quedan. Así, Liga gana un posible 'crack', pero también carga con los problemas de mala alimentación y por ende, de mal desarrollo físico.

Los jugadores llegan con una baja estatura y hasta con parásitos, una consecuencia de preferir la comida chatarra y de no consumir, por lo menos, las tres comidas sugeridas al día: desayuno, almuerzo y merienda.

Esa triste realidad también se evidenció a inicios de año en Independiente del Valle, a través del chequeo clínico que les realizó el deportólogo Ramiro Ballagán, graduado de la Universidad Católica de Quito.

Entre los exámenes a los que se sometieron los deportistas estuvieron el de sangre, orina y coproparasitario.

Aunque el número no fue elevado, al complejo de Sangolquí también llegaron jóvenes con infección a las vías urinarias y con parasitosis severas. Esta última es una enfermedad que llega al organismo a través de la ingesta de alimentos contaminados.

"Por suerte no hemos encontrado muchos casos de anemia", explicó el deportólogo.

Además de esos exámenes, Ballagán también les realizó un test de composición corporal, desde los futbolistas de la categoría Sub 12, hasta los de Primera.

Con ese análisis de composición, basado en una cineantropometría, se conoció el porcentaje de grasa y de músculo que poseía cada uno de los deportistas.

Después, se les abrió una ficha médica. Los que tenían problemas entraron a una fase de chequeos continuos.

Con esos mismos exámenes, el médico de los 'rayados' y que también trabajó en Aucas, determinó una guía nutritiva para cada jugador con la finalidad de mejorar su rendimiento en la cancha.

La cantidad de grasas, proteínas y carbohidratos que consume cada joven depende también de la zona muscular que desee reducir o aumentar.

Un menú en Independiente del Valle por lo general contiene 100 gramos de ensalada, 250 mililitros de sopa con 100 gramos de solutos, 200 gramos de proteína y 350 mililitros de líquidos. El arroz se sirve a discreción.

El menú de cada día es elaborado por este especialista y entregado cada semana a las personas que preparan los alimentos en la cocina de los 'rayados'.

La intención del médico y del cuerpo técnico es que los jugadores se nutran bien para que cumplan con todos los ejercicios físicos que les ordenan en cada entrenamiento y que el resultado en la cancha sea el óptimo.

Ballagán hace una pausa para aclarar que todo lo que se planea en el complejo es necesario que se emule en casa. Sin embargo, reconoce que aquello no siempre es posible por las condiciones económicas de cada jugador.

En el caso del Deportivo Quito, por ejemplo, hay casos de jugadores de la categoría Sub 18 que llegan a entrenarse sin haber ingerido ni un vaso de agua aromática.

Es por esa razón que Independiente del Valle les brinda una ayuda mensual económica a todos los jóvenes que están inscritos en la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF).

La guía del club se complementa con el profesionalismo

Todos los clubes sueñan con tener en sus filas a un Antonio Valencia, a un Jefferson Montero o a un Felipe Caicedo.

No solo los quieren por sus habilidades con el balón y por sus envidiables fuerza y musculatura, algo necesario para destacarse en el fútbol internacional.

Esos jugadores también son apetecidos por el compromiso que tienen con el fútbol, su profesión, "que por cierto es muy corta", según César Benalcázar, ex preparador físico de Aucas y El Nacional.

Este quizás es el talón de Aquiles de la mayoría de jugadores del medio, tanto juveniles como de Primera Categoría.

"Ellos por lo general terminan su entrenamiento y se olvidan del fútbol", dijo Manuel Tomé Portelá, ex técnico de El Nacional.

Y así lo cree también el nutricionista Jácome, del Ministerio del Deporte, quien considera que para ser un deportista exitoso además de poseer las condiciones físicas y técnicas, es necesario alimentarse bien, prepararse por cuenta propia, sin sobreentrenar, y descansar el tiempo necesario.

Entrenar un poco más en el gimnasio es precisamente lo que le faltó a José Cevallos Enríquez.

Ahora, según Diego Herrera, su representado tendrá que esperar un año antes de que pueda jugar con el Juventus de Italia.

Según este empresario, el ex jugador de Liga de Quito, necesita ganar peso, alimentarse mejor y trabajar en el gimnasio para rendir al 100% en la Liga Italiana, un fútbol en el que cuenta mucho la fuerza física.

Sobre ese tema, Benalcázar recuerda a un 'Toño' Valencia siempre deseoso de entregar un poco más del 100%.

"Recuerdo que cuando terminaba el campeonato en el exterior, él me llamaba para entrenar. Trabajábamos junto a Christian Benítez", mencionó el preparador físico, el miércoles, en el gimnasio del Quito Tenis y Golf Club, donde hoy trabaja.

Este jugador se acostumbró a entrenarse en el gimnasio todos los días de la semana, algo que no ocurre en el medio local.

En El Nacional, por ejemplo, los jugadores de la Sub 18 dedican dos días de la semana para prepararse con las máquinas.

Los Sub 18 del Deportivo Quito, en cambio, no tienen gimnasio, de hecho, tampoco disponen de una cancha fija para entrenarse.

Junto al técnico Geovanny Arias, los juveniles rotan entre las canchas de la Rumiñahui, Calderón y del parque de La Carolina.

En la categoría de Primera, Independiente del Valle también destina dos días para ir al gimnasio. Sin embargo dentro del plantel existen jugadores que intentan emular a Valencia. Uno de ellos es Fernando León (19 años), quien acude por cuenta propia al gimnasio después de cada entrenamiento.

El seguimiento a los posibles 'cracks' en Quito

En Liga, a todos los jóvenes que integran la nómina de jugadores se les provee de desayuno, almuerzo y merienda cuando concentran.

Cuando eso no ocurre, cada jugador de las formativas se supone que debe llegar desayunado al complejo de Pomasqui.

Es por esa razón que David Andrade, coordinador de las categorías formativas, desconoce qué jugador viene comiendo y quién no lo hace. De lo que sí está seguro es que los 22 jóvenes que viven en la residencia del club albo cumplen con la guía de nutrición que les provee el doctor Marco Lascano.

Lo mismo ocurre en Independiente del Valle, en donde un centenar de jóvenes recibe seis comidas al día.

Además del desayuno, almuerzo y merienda, los jugadores también se alimentan al mediodía y media tarde. El pasado martes, después del entrenamiento, se sirvieron un paquete de galletas Oreo y un par de claudias.

Así es cómo esos dos clubes cuidan a los juveniles. Sin embargo, la atención se duplica en aquellos jugadores que muestran mayor proyección que otros. A ellos les dan vitaminas y suplementos.

Andrade dice que el producto se le entrega a un determinado jugador después de una conversación entre los cuerpos técnico y médico. Gabriel Corozo, defensa, es uno de los beneficiados.

Otros con proyección, pero pequeños, también reciben ayuda. Aunque Andrade no precisó nombres, un par de jóvenes recibe un tratamiento de crecimiento. En Liga se espera hasta que cumplan 16-17 años para ver los resultados. Cuando superan la edad y no se han desarrollado, la 'U' abre sus puertas para que se vayan.

Póngale ojo

César Benalcázar / Preparador físico
La guía es básica

El tema sobre cómo un jugador va alcanzando la madurez deportiva se podría tratar en una serie de capítulos. Primero, para que un atleta llegue a ese nivel debe pasar por una edad sensible del aprendizaje, en donde el jugador va aprender todo lo que se le enseña. Esto se da entre los 7 y 11 años de edad. En este tiempo el jugador aprende todos los detalles y los graba en un 'disco duro' de su cabeza. Lo aprendido no se olvidará jamás. Después viene un punto importante, que es la corrección oportuna que hace el estratega de alguna equivocación que ejecutó el jugador. El técnico o preparador físico tiene apenas 30 segundos para encaminar al jugador, si en ese tiempo no lo hacen no habrá forma de corregir después. La información guardada en la cabeza será utilizada por el jugador cuando necesite hacerlo. La otra parte consiste en autoeducarse, seguir preparándose.

Punto de vista

Juan Carlos Jácome / Nutricionista
La nutrición empezó a tomar relevancia recién hace 100 años

El rendimiento deportivo óptimo se da por varios factores. Entre los más pesados, por decirlo así, están la carga genética, el estado de entrenamiento y el estilo de vida. El tema de la nutrición recién hace 100 años tomó la relevancia adecuada. Hoy podemos decir que si una persona está preparada físicamente, tiene una carga genética y está sana, la nutrición puede definir una medalla. En cambio, si la persona está bien alimentada, pero no tiene la carga genética ni la preparación, entonces no puede ser un campeón. La preparación física, sobre todo, marca la diferencia.

El trabajo diario en el gimnasio es fundamental
Segundo Alejandro Castillo/ Puebla

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Los equipos deben preocuparse por la alimentación de sus jugadores, incluyendo a los juveniles. Ellos deben recibir un desayuno que les provea las energías necesarias para que puedan cumplir con el entrenamiento. Los jugadores, por su parte, deben ser profesionales y prepararse sin necesidad de que el técnico o preparador físico les ordene. Acá en México es así. Cada uno busca prepararse para ser más competitivo. Yo voy al gimnasio la mayor parte de la semana y eso me hace sentir bien. Lo hago por esa sensación de gusto, pero también porque siento que me sirve para mejorar mi rendimiento dentro de la cancha.

En Ecuador deben invertir en materiales y lugares de entrenamiento
Diego Rousee/ Ex Preparador Físico del Deportivo Quito

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Por lo que observé en el Deportivo Quito (plantel de Primera), y en el medio ecuatoriano, los equipos proveían una alimentación adecuada a sus jugadores. Las comidas eran muy variadas y ricas en proteínas, nada diferente de lo que sucede en Argentina o en México. Lo que sí faltaría es que los clubes contraten a personal especializado para que provean una dieta individual. En cuanto a la parte física, lo que hace falta es invertir en materiales y lugares para el entrenamiento. Cuando eso no existe, la preparación de los entrenadores queda opacada, y la falta de aquello también puede afectar al desempeño del jugador.


Ninguna guía especializada sirve si el jugador no es disciplinado

José Valencia/ Ex Jugador de Liga de Quito

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Cuando salí del país, a los 16 años, aprendí a alimentarme con una dieta balanceada. Hoy como muchas verduras, carnes al vapor y sin muchos condimentos. En el exterior también le tomé gusto a la preparación física en el gimnasio. Me acostumbré a ir todos los días, por 40 ó 45 minutos. Cuando se me complicaba por el tiempo, trataba de acudir, por lo menos, tres días a la semana. Ese fue un problema cuando regresé al país. Acá no están acostumbrados a dedicarle mucho tiempo al ejercicio con las máquinas, pero lo que uno aprende cuando se está formando difícilmente se olvida. Por eso es importante ser disciplinado.

La alimentación y la preparación física van siempre de la mano
Joao Plata / Jugador del Real Salt Lake / Estados Unidos

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Hay varios puntos que afectan el rendimiento de un deportista en la cancha. Pero sin duda lo más importante y evidente es la mala alimentación y la falta de preparación física. Yo siempre he tratado de alimentarme bien para tener fuerzas y desempeñarme al 100% en los entrenamientos y en los partidos oficiales. Pero creo que en Ecuador aún falta mejorar el tema de la preparación física. No lo digo por la labor que realizan los técnicos o encargados. La preparación física también está ligado al tiempo que le dediquemos fuera de la cancha. Acá en Estados Unidos voy al gimnasio entre tres y cuatro veces a la semana.

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