La flexibilidad, fuerza y concentración se agrupan en la práctica del voleibol. El éxito en este deporte requiere de una preparación física y mental exigente, así como de la perseverancia en los entrenamientos a lo largo de las temporadas y torneos.
Para Mario Yánez, entrenador de la Concentración Deportiva de Pichincha, la parte esencial para el mejor desempeño en esta disciplina es compactar el juego en conjunto. Los seis jugadores de cada equipo deben convertirse en una sola fuerza, con “rasgos de entendimiento casi perfectos”.
Esto se consigue con el entrenamiento diario. Los adiestramientos repetitivos y la automatización de movimientos son esenciales para que un conjunto pueda conseguir los primeros sitiales en este deporte.
Así el caso de la Selección masculina de Pichincha que alcanzó el tricampeonato en los IV Juegos Nacionales Absolutos, cuya sede fue Cuenca. El plantel oro y grana lleva varios ciclos deportivos entrenando en conjunto.
Los voleibolistas de alto rendimiento necesitan un entrenamiento de fuerza y elasticidad que se desarrolla en el gimnasio, en la cancha y con ejercicios aeróbicos. El objetivo es fortalecer los músculos de los hombros, de la espalda, los cuádriceps y los isquiotibiales que son las partes del cuerpo que más se esfuerzan en las competencias oficiales.
Sin embargo, Yánez considera que el voleibol es una práctica más completa en la que se necesita fuerza en todos los grupos musculares. Pues individualmente los ítems que más se desarrollan son la flexibilidad y saltabilidad.
Los partidos de voleibol se disputan en tres, cuatro o cinco sets. En el momento en que uno de los dos equipos acumula tres sets ganados, gana el partido y se da por concluido el enfrentamiento.
Cada equipo puede solicitar hasta dos tiempos de descanso de 30 segundos en cada tiempo. Los parciales para descanso solo pueden ser solicitados por el entrenador, o por el capitán.
Seis jugadores conforman cada equipo. Tres forman la línea delantera, en tareas de ataque; y los otros tres se colocan detrás y actúan de defensores.
En Ecuador todavía no es un deporte masivo por la existencia del ecuavóley, que tiene mayor aceptación por la tradición. Pero cada día los coliseos se van llenando con más adeptos.