Quienes lo conocen destacan la sencillez y espíritu combativo del vicecampeón olímpico juvenil, Óscar Joel Villavicencio. Su modesta habitación es el reflejo de las limitaciones económicas en la que vive con su madre, Magaly Merelo.
El andarín azuayo ha tenido que sortear momentos difíciles. Su madre recuerda que su hijo nació bajo de peso (dos libras) el 5 de mayo de 1993. El parto fue en el hospital Vicente Corral. Ella sufrió preeclampsia (complicación del embarazo).Hace ocho años, Merelo se separó de quien fue su esposo, Oswaldo Villavicencio. Esa decisión afectó a su hijo, quien perdió un año lectivo en la escuela Arzobispo Serrano. En este tiempo, su padre siempre estuvo y está pendiente de Joel, como le conocen sus amigos y allegados.
Joel ingresó a la escuela de Marcha del Azuay, dirigida por los hermanos Luis y Juan Choco, en junio del 2006. Lo hizo por invitación de Bryan Villavicencio, primo del medallista. “Me pidió apoyo y se lo di. Además, le dije que nada saca viendo televisión”, recuerda su padre.
También rememora que Luis Chocho lo probó un mes en atletismo y otro en marcha. Vio que tenía una buena técnica para ser andarín y allí se quedó. De entonces, luego de cinco meses de preparación, empezaron los éxitos en el país. En el 2006 ganó oro en el Infantil, en Cuenca.
Un año después fue campeón nacional Cadetes (Ambato) y en el 2008 ganó oro en el Nacional Prejuvenil y terminó tercero en los Juegos Nacionales Estudiantiles (ambos en Cuenca). El año pasado fue el mejor en los Juegos Estudiantiles (Cuenca) y en los Juegos Prejuveniles (Ibarra).
En el 2010 llegaron los éxitos internacionales. En Bolivia terminó tercero en el Sudamericano de Marcha y obtuvo el título por equipos. En mayo, fue segundo en el Sudamericano que se cumplió en Uberlandia (Brasil). Allí se clasificó a Singapur como el cuarto mejor marchista de América, detrás de dos mexicanos y un colombiano.
Uno de sus compañeros de entrenamiento, Andrés Chocho, considera que Villavicencio es demasiado tranquilo. También destaca su perseverancia en las prácticas y la decisión de entrenar con andarines de la categoría Élite para elevar su nivel.
Según Chocho, a Villavicencio sus amigos lo apodan Calamardo, “por su parecido” con un personaje de la serie de TV Bob Esponja. No le disgusta esa comparación porque en su habitación colocó muñecos de Don Cangrejo y Patricio Estrella, amigos de Bob Esponja.
El vicecampeón olímpico antes de viajar a Singapur, en entrevista para este Diario dijo que quiere clasificar a las Olimpiadas de Mayores. “La meta es emular los éxitos de Jefferson Pérez”. Es un admirador de su coterráneo. En su habitación hay un recorte con una foto del doble medallista olímpico.
Además, hace un año, su padre le regaló un fotomontaje junto con el mejor deportista ecuatoriano de todos los tiempos. Oswaldo Villavicencio es amigo del múltiple medallista mundial. “Con Jefferson vendíamos periódicos en las calles y él no se olvida de los amigos”.
Según Fausto Mendoza, presidente de la Ecuatoriana de Atletismo, tras el retiro de Pérez con el subtítulo en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, “Ecuador no ha tenido una medalla significativa”. Por eso, ofreció su apoyo a Villavicencio.
También pidió el respaldo del Gobierno para Villavicencio y otros deportistas. “A lo mejor se trata del posible sustituto de Jefferson Pérez, es de la misma modalidad, aunque aún no tiene una solidez para cubrir a un extraordinario marchista”.
Juan Chocho, uno de los entrenadores del medallista olímpico, lo define como una andarín con técnica y velocidad, que exhibe errores, como cualquier joven. Para exigirse y mejorar sus marcas, Villavicencio se entrena con Andrés Chocho y Johana Ordóñez, con participaciones mundiales y olímpicas.
Villavicencio estudia en el colegio Miguel Cordero Crespo y este siguiente período lectivo cursará el sexto año. Su sueño es ser médico para ayudar a los más desprotegidos. Por ahora, luego de clases y del almuerzo, se dirige a la escuela de marcha y allí se entrena de 15:00 a 19:00.
El subcampeón juvenil y su madre alquilan un departamento en la cuarta planta de una antigua casa del centro de Cuenca. En el zaguán de esa vivienda tiene un negocio de venta de CDs y DVD. Su padre, también tiene un negocio similar frente al parque Abdón Calderón.
En la pieza de Joel se destacan cinco trofeos y más de 20 medallas obtenidas.