Víctor Barrio, muerto por asta de toro, triunfó en Quito

Víctor Barrio en la Plaza de Toros Quito en el 2011. Foto: EL COMERCIO

Víctor Barrio en la Plaza de Toros Quito en el 2011. Foto: EL COMERCIO

Víctor Barrio en la Plaza de Toros Quito en el 2011. Foto: EL COMERCIO

El mundo del toro no sale de su asombro. Por tercera vez en este año la sangre torera riega las plazas.

En un lapso de dos meses tres toreros murieron como consecuencia de una actividad donde jugarse la vida no es solamente un a frase hueca.

Ayer se efectuó en Segovia el funeral multitudinario de Víctor Barrio muerto de una fatal cornada del toro Lorenzo de Los Maños en la Plaza de Teruel. El asta penetró por el costado derecho, perforó el pulmón y la aorta y llegó al corazón. Los médicos nada pudieron hacer y sus compañeros de esa tarde de inmediato se dieron cuenta de la auténtica magnitud de la tragedia.

En la corrida televisada el domingo por Canal Plus, Curro Díaz brindó al cielo. El fue, con Morenito de Aranda, compañero del último paseíllo de Víctor Barrio. También brindó al cielo Iván Fandiño, mientras que Juan del Álamo prefirió las cámaras para enviar una señal de aliento a la familia del torero. Del Álamo fue testigo de alternativa en Madrid en 2102.

En la última Feria de Quito en 2011 Víctor Barrio triunfó. Una crónica de Gonzalo Ruiz cuenta su paso por Ecuador así: ‘Nuevo en esta plaza era Víctor Barrio, de Grajera, Segovia. El novillero demostró tener buena concepción del toreo y sobre todo estar muy placeado. Es el primer novillero del escalafón español. A su primero lo recibió en los medios de rodillas y le dio una larga cambiada. Lanceó a la verónica y el toro fue devuelto puesto que en varas un marronazo del picador lo despellejó.

En su lugar salió un sobrero de Mirafuente, noble y sin transmisión, con el cual no se acopló del todo el segoviano. Buena lidia de El Bille y faena variada que empezó Barrio de rodillas y por ambos pitones, mejor se mostró en el toreo al natural.

En el cuarto, un noble y repetidor novillo, saludó por verónicas y realizó un trasteo de corte derechista con varias series de temple y buen trazo, aunque un tanto frías y sin mayor vibración que terminó con derechazos de rodillas y manoletinas que calentaron el ambiente. Oreja y exhibición de un capote que decía: “libertad en la vuelta al ruedo”.

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