Jefferson Montero salió a la puerta principal de la Casa de la Selección, en Monteolivo, a las 10:20 de ayer. Vestido con el calentador y su gorra con las letras ‘Jeff’ pidió a los guardias que dejaran entrar a una de sus visitas.
Ambos policías, dos guardias de seguridad y dos delegados de AFNA no permitieron que se cumpliera el pedido de ‘Jeff’. Él atendió en pocos minutos a su visitante. Recibió un paquete y enseguida regresó a la concentración. Levantó sus pulgares para una foto y regresó al interior del complejo de la Tricolor.
Cinco personas que estaban apostadas en la puerta pidieron a Montero favores. Carlos Castillo, por ejemplo, le solicitó que llamara a Segundo Castillo. Decía ser su hermano. Roberto Quiñónez, en cambio, pidió que lo anunciara con Jorge Guagua.
Cinco minutos después aparecieron en la puerta los Ayoví: Jaime y Walter. Salieron después de desayunar. Los dos también insistían en que se les permitiera el ingreso de tres visitantes. La orden de los encargados de seguridad era inquebrantable: nadie podía pasar al complejo.
Desde el patio, Antonio Valencia levantó el pulgar. A lo lejos le llamaban para que se acercara a la puerta. Pero él no lo hizo.
Por un costado de la puerta principal, los Ayoví conversaron con sus visitantes. No querían ser fotografiados. Se veía que la conversación entre ambos era amena. Eso sí, ninguno de los visitantes quiso identificarse.
A la ‘Yoya’ le rogaron por un par de zapatos. Ayoví les dijo que lo volvieran a visitar, pero en el complejo de Liga de Quito, en Pomasqui. Después de entregar algunas entradas, ambos jugadores regresaron a la concentración.
A las 10:20 se estacionó un auto Porche blanco. Después de 15 minutos, del bólido se bajó Yomaira Benítez, esposa de Álex Bolaños. Se acercó a la puerta y allí apareció el seleccionado. Él le entregó una funda con implementos de aseo y tras decirle unas breves palabras se retiró del lugar.
Luego salieron a la garita principal los defensas Jorge Guagua y Juan Carlos Paredes.
La mayoría de las visitantes eran familiares o amigos que llegaron para saludar a los seleccionados y solicitar entradas.
Antes de las 10:50 arribó en una furgoneta el asistente técnico Alexis Mendoza. Todos los que solicitaban autorización para ingresar debían notificar sus razones a José Vinueza, jefe de Seguridad de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF).
A las 11:00 se acabó el movimiento en los pasillos. Los jugadores entraron a una charla teórica con el cuerpo técnico en la sala de audiovisuales. Pese a esto, llegaron más familiares y amigos de los jugadores. Vinueza autorizó que dos personas ingresaran a sacar los equipos odontológicos que se utilizaron el miércoles en la noche. Ese día, los seleccionados tuvieron revisión dental.
Hubo la autorización para el ingreso y salida de personas después que concluyó la charla de los jugadores, pero previa autorización de Vinueza.
Antes del mediodía se presentó un peluquero. Tampoco quiso identificarse. ¿A quién va cortar el pelo? “No lo sé. Ahí los jugadores van llegando”, manifestó antes de entrar a las instalaciones.
Luego, llegaron dos policías motorizados en busca de Vinueza. Dijeron que el propósito era coordinar el operativo de seguridad para el traslado de la Selección desde la concentración hasta el estadio. Vinueza indicó que todo estaba definido.