La finalización del período escolar 2014 – 2015 en la región Sierra dio un respiro al tránsito urbano durante los meses de julio y agosto.
La ausencia de buses y furgonetas de transporte escolar en las calles durante las horas pico alivió los habituales embotellamientos y permitió que la gente se demorara menos en trasladarse de un lugar a otro.
No obstante, con la llegada de septiembre y el inicio del año lectivo 2015 – 2016 la cantidad de vehículos en circulación volvió a sus niveles más altos. Esto tiene varias implicaciones, como el incremento del tiempo que necesariamente sufren muchos desplazamientos y que obliga a las personas a recalcular los plazos para sus viajes cotidianos.
Por otro lado, la calidad del aire se perjudica con la emisión de gases contaminantes de muchos vehículos de manera simultánea, especialmente en las zonas de mayor concentración vehicular.
Respecto de lo primero, no queda más que revestirse de paciencia y resignación. Sobre lo segundo, cada propietario de un automotor puede hacer una contribución notable a la salud del medioambiente y de las demás personas, dando un adecuado y oportuno mantenimiento al vehículo para mantener la contaminación en su límite inferior.