A los 64 años murió en Guadalajara ‘El Pana’. Su personalidad, un baño de fantasía. Foto: Archivo
El matador de toros Rodolfo Rodríguez, ‘El Pana’ dejó de existir anteanoche. ‘El Pana’, que estaba internado en el Hospital de Guadalajara, permaneció postrado por una lesión que le dejó cuadrapléjico ocurrida el 1° de mayo en la ciudad de Lerdo.
Al lancear de capa fue aparatosamente volteado por dos ocasiones. La lesión en la columna tuvo pronóstico irreversible de los médicos. ‘El Pana’, quedaría cuadrapléjico de por vida.
Desde entonces pasó por una larga agonía de 32 días, primero en la unidad de cuidados intensivos y totalmente inconsciente, luego, cuando se le quitó la dosis de fuertes sedantes abrió los ojos. Pero su frágil salud le hizo pasar por dos neumonías y un infarto cardíaco antes de fallecer.
Rodolfo Rodríguez nació en Apizaco el 2 de febrero de 1952, tuvo una infancia signada por la pobreza, fue aprendiz de panadero y de allí tomó su nombre artístico.
Siempre fue un rebelde y las empresas grandes y varias figuras del toreo mexicano le cerraron el paso de modo inmisericorde. Es que Este ‘Brujo de Apizaco’ era un torero diferente a los demás.
‘El Pana’ hizo varias huelgas de hambre en la puerta de la Monumental Plaza México, la más grande del mundo, en busca de una oportunidad.
Llegó a tomar la alternativa el 18 de marzo de 1979 en su añorada Plaza México con Mariano Ramos y Alfredo Leal y toros de Campo Alegre.
‘Mexicano’ fue el toro de la alternativa. Su sueño de confirmar el doctorado en Las Ventas de Madrid quedó trunco para siempre.
En enero de 2007, el día elegido para su despedida, su faena de color, tauromaquia antigua y arte pasó a la historia por su brindis singular a las prostitutas en las cámaras de televisión cuyo original parlamento se puede ver en YouTube..Tras la gran faena El Pana tomó vuelo y toreó muy seguido hasta ser contratado en los siguientes años a España, Francia y Ecuador.
Así llegó en noviembre de 2011 a torear al para entonces ya famoso Festival de la Virgen Esperanza de Triana en la Plaza Belmonte de Quito. Entonces dio una entrevista a Radio Quito. EL COMERCIO tituló: ‘El Pana, irreverente, es un torero de fantasía’.
Creía El Pana que el toreo es un milagro, ‘que la rutina ha olvidado en el mandato divino de nacer, crecer, reproducirse y morir, aquello de crear y para eso está El Pana’. ‘El Brujo de Apizaco’ admiraba al gran Juan Belmonte, seguramente estudió muchas veces su tauromaquia añeja y de allí cobraba reminiscencias su molinete abelmontado. Además su colocación y dimensión del engaño trajo el recuerdo de la vieja tauromaquia mexicana que el supo saborear.
La plaza de Apizaco ya lleva su nombre y la afición de Ecuador recordará sus dos tardes en Quito y Machachi.