El modelo de gestión del Independiente del Valle es el más exitoso de la actualidad del fútbol ecuatoriano. Es indudable. Sus resultados lo avalan. En los últimos cuatro años se ha ubicado entre el segundo y quinto puesto del campeonato local y en las divisiones inferiores ha ganado títulos en todas las categorías.
Esa es la imagen del club del valle de Los Chillos, que cuenta con el respaldo de un grupo de directivos (Miller Deller, Franklin Tello, Santiago Morales…) que logró ese desarrollo con un modelo acorde a la realidad económica del país. Ellos se jugaron para que las divisiones menores sean el sostén de su proyecto, formando niños y jóvenes como futbolistas, y sobre todo como personas. Y su mérito es mayor porque con un presupuesto que alcanza los USD 5 millones, con relación a LDU, Barcelona, Emelec y otros simbólicos de Sudamérica, se ubicó entre los 16 mejores clubes de la región, en la Copa Libertadores.
Ese desarrollo ha ido emparejado por el trabajo minucioso de su entrenador, el uruguayo Pablo Repetto. Este es el mejor estratega que ha llegado al país en los últimos años. Él ha tenido el olfato para reemplazar a los futbolistas que ha transferido el club que, por cierto, han sido 15 en cinco años.
El modelo de gestión del Independiente del Valle, que se sostiene en las divisiones formativas, es una opción válida para que sea emulado por los otros clubes del país, con mejores ingresos económicos. Por ahora es vital que esas buenas experiencias transciendan en un fútbol ecuatoriano, que ha sido opacado por la crisis económica y los escándalos del FIFAgate.