Thomas quedó en primer lugar de la categoría 65 cm3 en el Campeonato Regional 2017. Foto: Pavel Calahorrano/ EL COMERCIO
Thomas Correa tiene 11 años y a su edad ya conoce de lesiones importantes, como la vez que se fracturó la clavícula en el Provincial de Motocrós, en el 2016. Pero, el piloto pichinchano dice que no va a frenarse. Seguirá con su sueño de triunfar en el deporte.
El interés en el mundo de las motos se lo debe a sus padres. Ellos tienen una productora audiovisual, con la cual realizaban coberturas de eventos de motociclismo. Desde que tenía 5 años, Thomas ya estaba encima de una moto.
David, su padre, recuerda con emoción los primeros pasos del ahora campeón provincial de motocrós. Dice que cuando su hijo era más pequeño, un día fueron juntos a comprar una moto para él. Sin embargo, su retoño se subió a una máquina de 50 cm3 y no quería bajarse. Entonces, declinó de comprarse su moto y decidió darle gusto a su hijo.
Allí comenzó el camino deportivo de Correa, quien actualmente cuenta con tres máquinas con las cuales compite y se entrena. Correa estudia en el Colegio Letort y practica en dos pistas: Los 3 Guabos y en el circuito Cantú. Concurre a los sitios de entrenamiento de tres a cuatro veces por semana.
El pasado 19 de noviembre, obtuvo el primer lugar en el Provincial de Motocrós, con lo cual se convirtió en tricampeón de este torneo. Aquí se enfrentó a rivales conocidos de su división como Luciano Bravo Malo. El 12 del mismo mes, solo una semana antes, se llevó el Campeonato Regional. En los dos torneos lo hizo en la categoría 65 cm3.
Pero, los éxitos estuvieron acompañados de tropiezos y sustos. Para el campeón y su familia, la fractura de la clavícula, sufrida el año pasado en La Maná, pudo haber marcado el final de su carrera.
Thomas se lesionó durante el Provincial en la localidad de Cotopaxi. Su padre David cuenta que tuvieron que socorrerlo en la pista y luego llevarlo a un centro médico de La Maná. “Después, lo sacamos sedado de ahí porque no podían atenderlo , fue un susto grande”, recuerda el padre del campeón de motociclismo.
Los padres quedaron tan asustados que intentaron vender las motos. Ese deporte habría terminado para Thomas. No obstante, la respuesta del corredor fue rotunda: “quiero seguir en las pistas”.
“Me gusta estar en el aire, cuando estoy en el aire me siento tranquilo”, cuenta el colegial , quien deja en claro que no quiere dejar de lado su pasión. Confiesa que se alimenta de la adrenalina, que esa es una de las razones por las cuales no deja este deporte.
Uno de los pilares del motociclista es su entrenador Felipe Espinoza, quien también es piloto. En él han encontrado a un apoyo fundamental para que en cada carrera tenga la confianza suficiente.
Desde que empezó a correr en torneos, el corredor no ha parado de llenarse de podios. Tiene 11 años y ya ha participado en aproximadamente 500 competencias, entre torneos oficiales y por invitación. Ahora, se alista para los retos de la próxima temporada. Quiere seguir mejorando su técnica y volar en las pistas.