Después de los atentados de noviembre de 2015 en París, Francia vive en estado de alerta. Foto: Agencia AFP
Largas filas bajo la lluvia esperaban hoy a los fans del tenis que visitaron Roland Garros en el primer día del Abierto de Francia, donde las medidas de seguridad se han multiplicado por el miedo a un nuevo ataque terrorista en el país.
Después de los atentados de noviembre de 2015 en París, Francia vive en estado de alerta. Por eso, los responsables del segundo Grand Slam de la temporada decidieron redoblar esfuerzos en el control de acceso al estadio en el Bois de Boulogne.
Los espectadores estaban sobre aviso, así que pocos se sorprendieron al ver la larga fila que les esperaba pese a llegar una hora antes del horario previsto para el comienzo de los partidos.
Ataviados con paraguas y chaquetas impermeables, los fans accedieron al recinto después de superar tres anillos de seguridad. Ni siquiera los tenistas se libraron de los cacheos a la entrada de Roland Garros.
Novak Djokovic y Rafael Nadal, los dos grandes favoritos, sufrieron menos agobios, pero jugadores de menor nivel como la española Sara Sorribes experimentaron las inspecciones como cualquier espectador.
“Quizá la única diferencia es que pasado el primer control no nos hacen abrir la bolsa de las raquetas. Pero el resto es igual. Nos cachean como al resto. Sí he notado que hay más seguridad“, señaló la tenista, que jugó también la previa del torneo antes de ser eliminada hoy en primera ronda.
La Federación Francesa de Tenis no quiso dar cifras, pero junto al Ayuntamiento de París admitió que el número de agentes de seguridad se había aumentado en un 25% respecto al año anterior.
Las barreras metálicas en torno al estadio y la mayor presencia policial eran palpables. “Los riesgos son más grandes, así que hay que tomar más medidas“, dijo el director del torneo, el ex tenista Guy Forget. “Y ahora cruzaremos los dedos y estaremos lo más vigilantes posible”, añadió.
Las excepcionales medidas de seguridad que rodeaban hoy el recinto de Roland Garros se enmarcan dentro del estado de emergencia en el que vive Francia, prolongado dos meses con vistas a la Eurocopa de fútbol que se disputará en el país del 10 de junio al 10 de julio y el Tour de France de ciclismo, que se realizará del 2 al 24 de julio.
En virtud de la medida, las autoridades tienen derechos especiales para proteger el país del terrorismo, ya que pueden decretar arrestos domiciliarios sin orden judicial y restringir la libertad de movimiento.
Los rigores en materia de seguridad se notaron también el sábado por la noche en la final de la Copa francesa entre el Paris Saint-Germain y el Olympique de Marsella, disputada en el Stade de France.
Según el diario Le Parisien, los fans que acudieron al estadio de Saint-Denis, que fue uno de los lugares atacados en noviembre de 2015, tuvieron dificultades para llegar, ya que se habilitaron sólo cuatro accesos y faltaban indicaciones suficientes.
La confusión llevó a que miembros radicales de las dos hinchadas se encontraran, lo que obligó a emplearse a fondo a la policía con el uso de gases lacrimógenos y el arresto de ocho personas.
Unos 1 000 agentes habían sido dispuestos en los alrededores del estadio, que el 10 de junio albergará el partido inaugural de la Eurocopa entre Francia y Rumania. En los atentados de noviembre en París murieron 130 personas.