El cambio de un amortiguador se lo puede realizar de forma rápida y segura. Foto: Archivo Carburando
La suspensión es mucho más que un sistema que brinda confort a los ocupantes de un vehículo. De su óptimo funcionamiento depende, en gran medida, la seguridad de sus usuarios.
Y es que este componente, encargado también de absorber los golpes que se generan en la calzada debido a las irregularidades, trabaja conjuntamente con el sistema de frenado.
Gracias a sus cualidades, la suspensión permite que el vehículo tenga estabilidad en todo momento y así potencie la eficacia del frenado. Cuando un conductor siente que el automotor pierde fácilmente el camino que la dirección determina, es muy probable que la suspensión esté fallando. En ese momento se debe buscar la ayuda de un profesional para que determine el estado de este sistema.
En la actualidad existen diferentes formas para saber si un amortiguador está en buen estado o no, uno de los más usados es el diagnóstico electrónico. En varios centros especializados se ofrece este servicio en el que se emplean aparatos como los ya conocidos de la Revisión Vehicular en Quito.
No obstante, no es necesario llegar a este punto para cambiar los amortiguadores, pues se recomienda que cada 50 000 o 60 000 kilómetros se realice la sustitución de estos elementos. A pesar de que no existe una forma exacta para determinarlo, se cree que estos se empiezan a deteriorar con ese recorrido.