Sharon Bravo se destaca en la natación. Dejó de competir en el 2011 por su embarazo, pero volvió por más medallas. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
En ciertos momentos de la carrera, los deportistas precisan de retos para motivarse y conseguir sus objetivos. Cuando daba sus primeros pasos en España, el astro del fútbol Lionel Messi recibía zapatos de fútbol a cambio de romper marcas personales de goleo.
Su padre Jorge le pinchaba el orgullo con una frase: “A que no hace seis goles en el próximo juego”. Un Lio adolescente respondía el desafío con el número de goles solicitados o a veces hasta con más.
Los retos se extienden a otros deportistas y generalmente apelan al orgullo, a la competitividad del atleta. Así lo entendía Toska Rivas, exbasquetbolista y madre de la nadadora Sharon Bravo. Rivas motivaba a su hija deportista con premios a cambio de medallas.
En el 2011, cuando Sharon tenía 17 años, madre e hija conversaban antes de la realización de la competencia en unos Juegos en Portoviejo.
La deportista estaba antojada de una ensalada de cangrejo. “Si ganas la de oro en la prueba de mariposa, yo te invito”, le dijo su madre apelando a su faceta de competidora.
Sharon se zambulló en el agua y se desplazó con la facilidad y destreza que mostraba desde los 9 años, cuando practicaba el deporte en la Federación de Esmeraldas. No tuvo problemas para ganar la prueba y conseguir la ensalada que deseaba con ansias desde hace varios días.
Su madre cuenta que tuvo que ir hasta Manta para conseguir la famosa ensalada de cangrejo. El marisco estaba en veda y tuvo que extremarse para conseguirlo.
A Rivas se le hizo extraña la insistencia de su hija para comer la delicia del mar. ¿No estarás embarazada?, le preguntó. Sharon dijo que no. La respuesta no satisfizo a su progenitora, quien llevó a su hija a realizarse los exámenes, en Esmeraldas. El resultado fue positivo.
“Competí tres meses embarazada sin saberlo”, dice ahora Sharon, enfundada en su ceñido traje de nadar de marca Arena. Con la maternidad, la vida de la deportista cambió de rumbo y tuvo que dejar el deporte para concentrarse en la llegada de su hijo.
Junto a su pareja Jimmy Velasco decidieron establecerse en Quito y tuvieron a Álvaro, su primogénito.
La nadadora recuerda su historia de vida, mientras se prepara para entrenarse en el Club Regatas de la capital. En la piscina, ubicada en el sector de San Carlos, Bravo tiene la condición de estrella, de deportista destacada. Ella es seleccionada nacional, tiene la beca E del Ministerio del Deporte y sus participaciones exitosas en la Copa del Pacífico, la competencia más esperada por los nadadores del continente, la convirtieron en la figura de su equipo. En el lugar es visible una gigantografía de la deportista, posando dentro de la piscina, con gafas de agua y gorra, y el dedo índice derecho levantado, en señal de victoria. Bravo es el orgullo del club.
Sharon Bravo se dedica a tiempo completo a la natación. Practica todos los días en el Club Regatas, en San Carlos. Foto: Archivo / EL COMERCIO
El antes y el después de la maternidad
La llegada de Álvaro cambió la vida de Bravo. Antes ella competía por Esmeraldas, devoraba metros en las piscinas y ganó una veintena de medallas en torneos nacionales e internacionales como la Copa del Pacífico. En el 2012, cuando su niño aún estaba pequeño, su esposo le persuadió para que vuelva al deporte. Incluso la acompañó al club Regatas, en donde se reencontró con el entrenador cubano Alberto Gómez, a quien conoció en unos juegos escolares en el 2007.
Gómez decidió aceptarla. “Siempre tuvo condiciones. Es delgada, se mueve bien en el agua. Su especialidad son los 200 espalda”, cuenta el entrenador que usa botas de caucho en los bordes de la piscina y que entrena a un grupo de 12 talentosos y fibrosos nadadores, entre ellos Bravo.
La nadadora tuvo un regreso triunfal a la piscina posmaternidad: en aquel 2012 logró siete medallas en la Copa del Pacífico en Bolivia, ganó la medalla en el 4×100 en los Bolivarianos de noviembre y ahora se alista para más retos como el Sudamericano de Mar del Plata.
Su entrenador ahora la ve más enfocada en el deporte y con más ambición para lograr medallas y romper sus propias marcas en la natación.
Ella dice que su hijo es su motivación, su norte y sus ganas de seguir adelante. La semana pasada, la deportista alternó sus entrenamientos con gestiones para conseguir una guardería para el pequeño Álvaro. Estuvo ajetreada, pero feliz.
Su biografía
Nació en Loja el 25 de mayo de 1994. Desde pequeña vivió en Esmeraldas y desde los 9 años se dedicó a la natación.
Sus logros
Logró plata con el equipo 4×100 de Ecuador en los Bolivarianos 2013. Sacó siete preseas en la Copa del Pacífico en Bolivia.