Son las 12:50 del jueves 18 de marzo. Gustavo Figueroa y Marlon Moreno se suben a un bus de la Compañía Interprovincial de Transporte Cuenca Azogues (Citca). La idea era regresar a la capital azuaya tras entrenarse en el estadio azogueño Jorge Andrade Cantos.
Ambos juegan en Deportivo Azogues, que participa en la Serie B. Por comodidad de sus familias viven en Cuenca y a diario viajan 25 minutos en el auto de Figueroa para asistir a las prácticas. Se realizan en Azogues y Biblián (Cañar) o en Paute (Azuay).
Ese día, la esposa de Figueroa, Yadira Torres, usó el vehículo del ex delantero de Liga de Quito, Aucas, El Nacional, Sporting Cristal (Perú), Emelec, Dep. Cuenca y Macará. Ella tuvo que trasladarse con sus hijas Alicia Salomé (4 años) y Ana Paola (10 meses).
Moreno y Figueroa (ambos de 31 años), con sus maletines al hombro, se subieron en un bus interprovincial para ir a Azogues y luego retornar a Cuenca. Para ellos fue como regresar al pasado y pensar que es una ‘incomodidad’ que deben soportar este año.
“Reírme de las ocurrencias de los pasajeros me hizo recordar la época de futbolista juvenil”, dice sonriente el ex defensa de Barcelona, Macará, Olmedo y Dep. Cuenca. Este último club lo dejó fuera tras culminar la temporada 2009. Allí cambió su destino.
La dirigencia del Olmedo quiso contratarlo, pero no hubo un acuerdo. Por ello aceptó la oferta del Azogues para jugar en la B. No cree que es el ocaso de su carrera, “porque sigo siendo profesional”.
Figueroa quiere ser el ‘Potro’ de antes, un goleador. Con tal de jugar renunció a cobrar la prima que recibía en la Serie A cuando firmaba sus contratos.
Tampoco exigió, como lo hacía en otros clubes, un vehículo o un departamento. “Las reglas del juego están claras, sacrifiqué la comodidad por volver a jugar y dejar atrás los últimos tres años de sinsabores e injusticias”.
Según él, fue ignorado por los técnicos del Deportivo Cuenca y Macará, los argentinos Gabriel Perrone y Víctor Marchesini.
Su meta es retornar a la Serie A y ser llamado a la Tricolor. Él tuvo una docena de convocatorias hechas por los colombianos Hernán Gómez y Luis Fernando Suárez para las eliminatorias de los mundiales del 2002 y el 2006.
El fútbol de la Serie B: ¿el purgatorio de los futbolistas?
Los viajes de hasta de 10 horas en buses por el bajo presupuesto del club para ir en avión y la falta de canchas para practicar son dos de las dificultades que deberán afrontar Figueroa y Moreno. Igual pasa con otros futbolistas que se ganaron un nombre y que ahora refuerzan en la B.
En la Universidad Técnica de Cotopaxi están el arquero Jacinto Espinoza y el volante Paúl Guevara, con 40 y 34 años. Son los referentes del plantel. El primero jugó en el Alianza Lima (Perú) y el otro en el Deportivo Pasto (Colombia).
Nicolás Asencio tiene una amplia trayectoria. Solo en Barcelona jugó 11 temporadas. También jugó en México, Chile y Bolivia. Ahora, con 34 años, refuerza a Atlético Audaz de El Oro.
Salvo Imbabura y el equipo de la Universidad Técnica Equinoccial (UTE), los otros 10 conjuntos de la B tienen jugadores experimentados. Los clubes del Austro, liderados por Dep. Azogues, son los que más ‘veteranos’ tienen.
Aparte de Figueroa y Moreno, el club azogueño contrató este año a David Valencia, Mario Lastra, Camilo Hurtado, Leiner Ramos, Javier Caicedo’ En Liga de Loja están Mario Lozano, Carlos Preciado, Washington España y Marco Tenorio. En Municipal de Cañar se destacan Robín Pico, Mauricio Cabezas y Jorge Vargas.
Valencia, ex delantero del Técnico Universitario, Barcelona, El Nacional, Dep. Cuenca, Universidad Católica, Espoli, Manta y Rocafuerte, juega su tercer año en la B. Su mejor recuerdo es el título nacional logrado con el ‘Expreso Austral’ en el 2004 y los tres subtítulos con El Nacional.
Ahora defiende al Azogues y vive en esa urbe. Cuando va al parque central, los hinchas lo identifican y piden autógrafos como Byron Tenesaca y Julio Ushca. Otros lo saludan desde los vehículos.
El ‘Galgo’ reside en un departamento con Javier Caicedo y Jaime Coime. Su esposa, Cecilia Flores, está en Esmeraldas con sus hijos: Joao (12 años), Alines (11) y Divana (8). “A diario estoy en contacto para saber cómo están”.
Valencia, Caicedo y Coime se alternan para preparar el desayuno y la merienda, el almuerzo se sirven en un restaurante. Con una sonrisa forzada, Valencia dice que Caicedo es el mejor cocinero. Dos veces por semana preparan encocado y otros mariscos.
Las experiencias son parecidas en otros clubes
En Loja, Carlos Preciado y Washington España viven juntos en un departamento. Para Preciado, la experiencia es dura. “Los cambios entre las series A y B son drásticos, pero hay que adaptarse”.
Como profesional, dice el ex defensa de D. Cuenca, Universidad Católica, El Nacional, Olmedo y Espoli, hay que esforzarse para mostrar que la edad no pesa. Tiene 36 años y cree que puede jugar en la A. “El 2009 jugué el 90% de partidos con Espoli, pero quedé fuera por decisión técnica”.
Su esposa Aslhi Bennet y sus hijos Jean (11 años) y Carlos (4), cada 20 días recorren 16 horas en bus para llegar de Esmeraldas a Loja. La familia de España, integrada por su cónyuge Enma Rivera y sus hijos Franchesca (8) y Romario (6), reside en Cuenca.
Figueroa y Moreno viven con sus esposas e hijos. Yadira Torres de Figueroa y Katty Sacón de Moreno cocinan y atienden a los hijos. “Estamos en las buenas y en las malas”, coinciden.
En los ratos libres, especialmente en la noche, se reúnen con sus amistades. Moreno y Figueroa visitan al defensa del ‘Expreso Austral’, Arlin Ayoví, quien vive en el primer piso del edificio Riberas del Yanuncay, al sur de Cuenca. El ‘Potro’ vive en el cuarto piso y Moreno será vecino desde abril.
Poco hablan de fútbol, el tema central es sus hijos. Por ejemplo, el jueves 18 de marzo, Sacón contó a sus amistades que quiere otro niño. El primero se llama Marlon Jesús, de 2 años y medio.
Quiera o no, Ayoví habló de fútbol. Recordó que hace dos años jugó con Figueroa en Dep. Cuenca y con Moreno se conocen desde que se formaron en las divisiones menores de Barcelona.
En medio de los llantos de Ana Paola Figueroa y de las risas de los mayores, Ayoví anima a sus amigos y asegura que jugar en la B es una revancha. “Lo importante es que tengan trabajo. Conozco que Manuel Mendoza, Fricson George… se quedaron sin equipo”.