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Centro, cabezazo y gol: el técnico Joachim Löw podrá haber revolucionado el fútbol alemán, pero fue la reedición de esa vieja fórmula típicamente germana la que mantiene a su equipo vivo en el Mundial de Brasil.
El estratega considera que las jugadas clásicas son un arma importante para un equipo. Deciden partidos. Durante años, Löw evitó desperdiciar tiempo en los entrenamientos ensayando jugadas preparadas para dedicarse de lleno a su especialidad: el juego colectivo de toque y posesión que rejuveneció a Alemania.
Pero en Brasil cambió de opinión y desempolvó los recursos directos y sencillos con los que la ‘Mannschaft’ conquistó tres Copas del Mundo. Y las viejas armas, se vio en el torneo, seguían afiladas.
Fue un tiro libre de Toni Kroos, un vuelo de Mats Hummels y un cabezazo a la red el que dio el ajustado 1-0 ante Francia que metió a Alemania en semifinales. Y el gol a pelota parada no fue una excepción: cinco de los diez tantos germanos en Brasil se dieron gracias a tres córners, un tiro libre y un penal.
“Cuando uno lo ensaya mucho, sale. Hicimos mucha preparación de jugadas clásicas”, explicó Miroslav Klose tras los cuartos de final, revelando que esa faceta alemana, nueva y vieja a la vez, no es casualidad.
También el capitán Philipp Lahm reconoció que la vuelta parcial al juego directo de centro y cabezazo está rindiendo sus frutos.
Precisamente Lahm y Klose son las otras dos caras de la búsqueda de Löw en los orígenes: ante Francia, el técnico devolvió al primero a su puesto de defensor después de probarlo sin éxito como centrocampista y apostó por el segundo en el puesto de un ‘9’ alemán clásico, desechando apuestas por falsos delanteros.
Otra de esas jugadas preparadas dejó una de las imágenes cómicas del Mundial, cuando Thomas Müller tropezó solo cuando cumplía su parte en una complicada coreografía en un tiro libre en los octavos de final frente a Argelia.
Hummels, de 1,91 metros, ya había marcado de cabeza en el debut ante Portugal. Pero sus compañeros en la zaga son candidatos a que Alemania siga gobernando los aires en Brasil: Benedikt Höwedes mide 1,87 metros, Jérome Boateng 1,92 y Per Mertesacker 1,98.
La próxima prueba de la ambición aérea de Alemania podría llegar el martes en Belo Horizonte. ¿Habrá ensayado Löw alguna sorpresa para la defensa brasileña? “Algún que otro truco aún tenemos”, contó Klose guiñando un ojo.