Fuerza, flexibilidad y valentía son las principales características de los saltadores de altura, una de las pruebas más atractivas del atletismo de campo. Esta disciplina requiere tenacidad, esfuerzo y perseverancia durante los entrenamientos.
El salto de altura consiste en superar una barra horizontal, que es colocada en una elevación determinada. El deportista dispone la altura inicial y tiene tres intentos para superarla. Cuando la supera, el listón se ubica seis centímetros más arriba y el saltador volverá a tener tres intentos para superar el reto y volver a subir el tamaño del listón hasta que falle.
Bertha Soria, entrenadora de la Concentración Deportiva de Pichincha, recomienda que la iniciación en la práctica de esta disciplina debe ser a temprana edad, puesto que así los niños conseguirán mayores réditos en su futuro deportivo.
Ese es el caso de Julio Vivas, deportista quiteño de 17 años, quien llega cada día desde hace cinco años a la Pista Atlética Los Chasquis para mejorar su salto y cumplir sus sueños: competir en el Mundial de Atletismo e ingresar a la Escuela Superior Militar, con lo que también podrá participar en varios torneos internacionales de atletismo militar.
Vivas cumple con el somatotipo recomendado para los saltadores. Es alto, longilíneo, potente y muy flexible. Es por eso que Soria cree que podría llegar lejos en este deporte.
Él ha sido campeón en todos los Juegos y campeonatos nacionales en los que ha participado. Su marca es de 2 metros, muy buena estampa para un deportista que apenas empieza su primer año como atleta de la categoría juvenil.
Julio es un joven tranquilo, hasta se podría decir que es tímido. Pero, cuando está frente a la barra se convierte en otro y saca toda su potencia y talento.
Los saltadores necesitan mayor fuerza en las piernas, esta es la zona del cuerpo que más se esfuerza durante la práctica de este deporte. Los cuádriceps, los gemelos, los abdominales y los lumbares son los músculos que más necesitan desarrollarse, por lo que las prácticas suelen centrarse en ejercicios de gimnasio con pesas y de resistencia en la pista.
Vivas y Soria coinciden en que la parte más complicada de la secuencia del salto de altura (ver infografía) es el impulso. Además de la fuerza, los deportistas necesitan desarrollar una técnica depurada de salto para completar esta parte de la competencia que es la base para poder superar la barra.
Esta técnica no solo es importante para sobrepasar el obstáculo. Un mal apoyo de los pies en el momento del impulso puede generar un sobreesfuerzo físico y contracturas musculares, las lesiones más comunes dentro de los saltadores de altura.
En Ecuador este es un deporte en pleno proceso de desarrollo. Hay varios jóvenes, como Julio Vivas, que han marcado buenas alturas, pero que necesitan de trabajo prolongado para llegar a los mundiales o a los Juegos Olímpicos y pelear por una medalla.
Diego Ferrín es el mayor representante de la disciplina en el país, El esmeraldeño de 26 años saltó 2 metros con 30 centímetros en los Juegos Panamericanos del 2012, lo que sirvió para clasificarse a los Juegos Olímpicos de Londres. En esa competencia el deportista terminó en el puesto 11 del grupo B y 21 de la clasificación general del evento.
En el mundo. El cubano Javier Sotomayor saltó 2,43 metros el 4 de marzo de 1989 en Budapest. En San Juan en 1989, aumentó el récord a 2,44, y lo dejó en 2,45 metros el 27 de julio de 1993 en Salamanca, una marca que sigue intacta hasta la actualidad.
En el país. Diego Ferrín marcó 2,28 metros en su salto en los II Juegos Nacionales Absolutos, que se desarrollaron en Pichincha en el 2011. Esta nueva marca le sirvió para clasificarse a los Panamericanos, a los Juegos Olímpicos y al Mundial de la disciplina.