Romario en uno de sus recorridos durante la campaña en Río de Janeiro. Foto: AFP
En sus épocas de futbolista llenaba de goles las redes, pero ahora, dedicado a la política, el ex delantero Romario bien puede jactarse de haber llenado de votos las urnas: este domingo logró el apoyo del 63,43 por ciento de los electores para convertirse en senador.
“Espero cumplir estos ocho años y hacer un mandato histórico aquí para Río de Janeiro. Mis ocho años en el Senado serán de alto nivel”, prometió el ex delantero del Barcelona, Flamengo y Valencia, entre otros equipos. A sus 48 años, Romario continúa cosechando éxitos.
Luego de haber sido campeón mundial con la selección brasileña en Estados Unidos 94 y diputado federal, el ex jugador llegó al Senado superando con un amplio margen a César Maia, ex alcalde de Río de Janeiro. El ‘Bajito’, que se postuló por el Partido Socialista Brasileño (PSB), recibió 4,6 millones de votos, se convirtió en el senador más votado en las últimas tres décadas en Río y derrotó en la contienda a Maia, del derechista partido Demócratas (DEM), quien fue alcalde de la capital fluminense durante tres periodos.
Pero para Romario el camino hasta alcanzar el éxito en las elecciones de este fin de semana no fue siempre color de rosa. Tras protagonizar entredichos con los dirigentes de su partido, del que se llegó a desafiliar el año pasado, el candidato a senador “jugó solo”, y lo hizo notar el domingo, tras confirmarse su victoria. “La relación con mi partido no es de las mejores.
Tenemos que conversar mucho y arreglar muchas cosas internas”, afirmó, aunque aclaró que “en principio” no ve posible dejar nuevamente la agrupación. Romario no ocultó que puso a funcionar su sagacidad para encontrar “el gol” también en la arena política. “Sólo entro en algún tipo de competencia en la que tengo como mínimo 50 por ciento de chances de vencer.
Si tuviera menos que eso, no habría entrado en esta disputa”, afirmó. Sus primeros pasos en política le dan cierto aval para tener altas las expectativas. Romario disputó su primer cargo público en 2010, un año después de abandonar el fútbol, y conquistó un asiento en la Cámara de Diputados con casi 147 000 votos, lo que lo convirtió en el sexto legislador carioca más votado.
Durante su mandato, desplegó una artillería de guerra contra la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), la FIFA y el gobierno, especialmente en lo que se refiere a la organización del Mundial de Brasil 2014, lo que le dio visibilidad como político a nivel nacional. “Si dentro del área Romario siempre fue lo que fue, en política ‘el Bajito’ no fue menos. (…) Romario percibió, por virtud o por el viejo oportunismo de artillero, que una voz en el Congreso Nacional contra la CBF sería electoralmente interesante.
El resultado ahí está. Porque como se sabe, la torcida brasileña adora a la CBF”, ironizó el renombrado analista Juka Kfouri. Tal como ocurría cuando era jugador, la polémica lo siguió, o él a ella, a lo largo de su actividad política. El año pasado, Romario tuvo una serie de entredichos con la dirección nacional del PSB debido a su intención de disputar la alcaldía de Río en las elecciones de 2016, año en el que la ciudad recibirá los Juegos Olímpicos.
Según analistas, el partido no le quiso garantizar la postulación, lo que lo llevó a dejar la agrupación en agosto del año pasado y coquetear durante dos meses con otras dos formaciones: el conservador Partido Republicano (PR) y el autodenominado centroizquierdista Partido Republicano del Orden Social.
No obstante, acabó retornando al PSB, que lo nombró presidente regional y dejó abierta la posibilidad de que sea candidato al gobierno municipal. Las ideas y venidas, en tanto, no impidieron un crecimiento meteórico de Romario en las encuestas de opinión de cara a los comicios, algo que se sostuvo en el tiempo y quedó plasmado el domingo.