Reinaldo Rueda está en la obligación de empezar el recambio generacional de inmediato. Hoy no valen las medias tintas en la Selección de fútbol de Ecuador.
Él debe tener claro que hay que ser transparente desde el principio. Esa teoría de que los cambios serán progresivos es un eufemismo porque en el fútbol los tiempos son cortos. Empezar su función con futbolistas que deberán ser reemplazados en los próximos años (léase: Iván Hurtado, Ulises de la Cruz, Marcelo Elizaga, Patricio Urrutia, entre otros) podrían pasarle factura. Es hora de convocar nuevos arqueros, defensas, mediocampistas y delanteros. No solo llamarlos, sino que hay que hacerlos jugar. Para eso sí hay un grupo de futbolistas que ha ganado experiencia en los últimos años. Esos son: Alexander Domínguez, Máximo Banguera, José L. Perlaza, Jairo Campos, Pedro Quiñónez, David Quiroz, Isaac Mina, entre otros. Estos, unidos a los que juegan en clubes del exterior, se constituyen en un interesante equipo. En este camino, Rueda no deberá dejarse influenciar de los compromisos que los directivos de la Ecuafútbol tienen con los clubes. En esta fase el DT debe ser frío en sus decisiones, no calculador. Su compromiso es con el país.