La Sub 18 de Liga (Q), dirigida por Danilo Ríos (izq.), al final de una práctica en Pomasqui. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO
Las divisiones formativas cobran fuerza en la mayoría de clubes de Primera división en Pichincha. A excepción de Deportivo Quito, que sufre una severa crisis económica, los restantes equipos han cimentado bases en el trabajo de sacar nuevos talentos.
El Quito no tiene cancha para sus juveniles. Los canteranos chullas ocupan cada tarde los espacios verdes del parque Bicentenario, en el exaeropuerto.
Para poder practicar, los azulgranas encargan los arcos, a un costado de la estación de Bomberos del parque, y en cada jornada los colocan en una zona de césped y con chambas.
En el club no hay balones suficientes. Este Diario constató en una práctica, que 27 futbolistas se entrenaban con 10 pelotas. En clubes como Liga de Quito, por ejemplo, hay 25 esféricos por categoría.
A pesar de esas limitaciones, los chullas se divierten. El coordinador de las divisiones menores y exjugador del equipo, Rolando Jácome, admite que practicar en un parque no es lo más adecuado para la formación de futbolistas.
Por si fuera poco, cumplir con el calendario de partidos es un vía crucis semanal para Jácome: un viaje de la Reserva y de las Sub 16 y 18 a Guayaquil cuesta USD 3 500. En estas tres categorías se realiza un torneo similar al de Primera división (todos contra todos). En cambio, en las categorías Sub 12 y 14 se juegan torneos zonales.
Omar Rodríguez, exjugador de Aucas, dirige la Sub 12 azulgrana. “Nos toca improvisar, pero entrenamos a diario. Para los chicos no hay otra motivación que jugar y eso es lo que debemos aprovechar”, asegura el técnico titulado.
Liga e Independiente, con mejor infraestructura
Liga de Quito e Independiente del Valle son los conjuntos con mejor infraestructura en las menores. Allí, todos los futbolistas acuden uniformados a cada práctica. Aunque los títulos no son lo más importante, en Independiente destacan los 15 campeonatos conseguidos por sus divisiones formativas y de reservas desde el 2009.
Sin embargo, también reconocen que el principal trabajo es formar deportistas que lleguen al primer plantel. Según Roberto Arroyo, coordinador de las menores, 17 jugadores que ahora están a cargo del DT Pablo Repetto, en el equipo profesional, pasaron por las divisiones juveniles.
El cuadro ‘rayado’ cuenta con un Centro de Alto Rendimiento con siete canchas de césped y una sintética. En sus instalaciones duermen, comen y estudian 95 jugadores. Esa inversión supera los USD 800 000 por temporada.
Los albos mantienen estándares altos, con nueve canchas de césped a disposición de sus juveniles en el Complejo de Pomasqui, norte de Quito. Ahí tienen implementos de primera, villas con capacidad para 50 deportistas y también cuentan con captadores de talento.
Además, para potencializar la estructura física, en las menores de la ‘U’ ahora trabajan exfutbolistas de la casa. Así lo ratifica David Andrade, coordinador que va por su sexta temporada en el cargo.
Patricio Hurtado, Danilo Ríos, José Moreno, Hans Ortega, Elio Guamán son algunos de los encargados de las menores. “Gente de Liga, con ideología de Liga”, afirma Andrade.
Aucas también apostó por las formativas. Del presupuesto anual del club, las inferiores cuentan con casi un 30%. Los orientales implementaron una casa club, un dispensario médico y un comedor. El argentino Nelson Videla es el coordinador del proyecto.
Los auquistas también se entrenan uniformados, tienen conos, arcos con ruedas para reducir la cancha y realizar trabajos específicos. Durante todo el día, sus jugadores ocupan el gramado alterno del estadio Gonzalo Pozo Ripalda.
La situación en El Nacional y Universidad Católica
Las mejoras se realizan con inversión y por eso los dirigentes buscan ampliar sus presupuestos. En El Nacional, los directivos determinaron que se necesitan USD 22 diarios por cada juvenil del equipo. Así lo confirma Richard Flor, integrante del Directorio y encargado de las categorías menores.
Flor reconoce que el presupuesto anual bordea los
USD 400 000. En este club hay 120 deportistas que estudian en el colegio del club.
“Me parece importante que los equipos formen una base que después se refleje en los planteles profesionales, año tras año”, añade Alberto Lavié, coordinador de U. Católica y quien va cinco años en el club. El ‘Trencito’ cuenta con una casa para albergar a dos docenas de futbolistas jóvenes.