7 razones para tener vergüenza del relajo de la Tricolor

A estas alturas, la Tricolor se ha convertido en un auténtico reallity show de baja ralea con declaraciones cruzadas, informaciones dignas del ‘teléfono dañado’, comedidos recaderos amarillistas, estrellas insufladas de un insoportable ego y un aroma a billete mal repartido cuyo tufito ha terminado con el mito de que “la Selección es una familia”.

¿Una familia? Bueno, depende del modelo familiar. La Tricolor no es la tierna familia Ingalls ni mucho menos la unida Tribu Brady, sino que más bien se acerca a los Bundy o incluso a la familia P-Luche. Ya pueden imaginarse quién es Ludovico. ¡Dios nos libre!
El tiempo se encargará de develar qué mismo pasó con los jugadores en el Mundial del 2014. Pero es hora de urgentes reflexiones sobre esto:

1. Los bandos
Vamos, no se hagan los inocentes: en todo grupo grande y variopinto hay bandos, facciones o sensibilidades contrapuestas. Es normal. Ecuador mismo es una arbitraria unión que nació de los despojos de las guerras de Independencia y que aún no se consolida del todo. Si es verdad que se juega como se vive, pues no es raro que la “querida” Tricolor también refleje los desamores, los recelos y las tensiones del país, sobre todo con tanta presión y tanto dinero en juego. Hegel lo llamó ‘dialéctica’, con tesis, antítesis y síntesis. El problema parece ser que, en esta ocasión, esa síntesis (el fracaso en el Mundial) ha sacado lo peor de cada uno. Triste. 

2. El dinero
En estas épocas de hiper-mercantilización del fútbol, es bastante absurdo decir que “yo solo juego por amor a mi país”. Eso no es cierto, al menos no del todo. Salvo el ejemplo de los argelinos, que donaron sus primas mundialistas a los palestinos y otros casos muy puntuales de desprendimiento, lo normal es que los futbolistas que acuden a un torneo internacional tengan expectativas financieras. Sí, considérenlo feo, repugnante, asqueroso, lo que quieran; pero el Mundial representa no solo la gloria del triunfo o la alegría de un pueblo, sino también la opción de ganar o perder dinero: primas, premios, traspasos son una fuerte motivación. No es un torneo de monjes ni de ascetas. ¿Por qué debe avergonzarse un profesional de jugar por dinero? ¿En qué manual paleocristiano consta que jugar por dinero es malo y que lleva al fracaso? Son prejuicios. Jugadores, digan en voz alta que juegan por dinero. ¿No hicieron una huelga en Ecuador justamente por dinero?

3. No se perdió por la vil plata
Es falso que Ecuador fracasó en el Mundial por asuntos de dinero. Se fracasó porque el cuerpo técnico se equivocó en sus decisiones, que han sido tan pintorescas que deberían salir en videos de EnchufeTV, protagonizadas por Chichico en el papel de Rueda. ¿Qué tuvo que ver el dinero con la lentitud de Arroyo ante Suiza, la roja y el decepcionante nivel de Valencia, el apagón de Felipao e incluso la lesión de Castillo, piedra angular de esta frustración que sigue comiéndonos el seso? Nada. El dinero ni quita ni compra el principal ingrediente para afrontar un Mundial: la jerarquía. Ecuador no la tuvo. Punto.

4. El capitán
Queda la incómoda sensación de que la Tricolor no ha tenido el capitán que las circunstancias ameritaban en el ámbito de la representación pública. Demasiado silencioso tras el Mundial (otros jugadores afrontaron públicamente el fracaso sin que Valencia pronunciara pío), aparece ahora y amenazando con juicios, luego de que se lo menciona en la prensa internacional dentro de este show de repartos de plata. O sea, asoma cuando se siente afectado. ¿Puede ser confiable un líder tan reactivo? Tampoco apareció durante la huelga de jugadores, a pesar de que algunos son sus compañeros en la Tricolor. Creo que se debe cambiar de capitán.

5. ¿Y qué hace Luna ahí?
Un detalle que llama la atención es el pedido que Valencia hace a Vinicio Luna, el encargado de la logística, de publicar cómo fue el reparto de los premios. A ver, ¿se lo pide a Luna? ¿Qué tiene que ver el gestionador de los pasajes, los hoteles y demás asuntos de traslados con los premios de dinero del plantel? ¿Por qué Valencia no hace el pedido público al departamento de Comunicación o a los dirigentes? Otra vez, Luna se convierte en una arista que genera polémica y queda claro que su influencia es notable. Su presencia, considerada valiosa por la cúpula de la FEF, es un asunto de cosmética que no cuadra del todo a los hinchas.

6. Luchito, perdido en el espacio
En declaraciones sobre este tema del dinero, el presidente de la Ecuafútbol se manifestó sorprendido y dijo que esto “parece un problema interno de los jugadores”. ¿El dinero que se ganan los tricolores es un problema interno de jugadores? Algo está desenfocado en esta respuesta y es llamativo que el líder de la entidad no tenga claro cómo fue el reparto. En todo caso, queda en evidencia que el acuerdo económico previo al Mundial no fue el acertado, a diferencia de lo ocurrido en el 2002 y el 2006. ¿Quién es el culpable de que estemos parloteando de plata y no de táctica, estrategia y méritos deportivos?

7. El futuro
Esta crisis empezará a componerse con dos actos necesarios. El primero, cuando Jefferson Montero tenga la bondad de aclarar qué mismo pasó en la Tricolor y quiénes le fallaron a la hinchada según su criterio. El segundo, cuando se divulgue la convocatoria para los próximos amistosos. ¿Será que Montero integrará nomás la lista con aquellos materialistas compañeros suyos a pesar de que violó unos códigos que nadie sabe quién legisló? ¿Qué hará el DT interino ante este panorama tan deprimente pero que exige un golpe de autoridad, el cual no se ve? ¿Y qué pasará si Ecuador hace el papelón en los ensayos? Hagan sus apuestas. Yo ya compré canguil para seguir viendo este vergonzoso circo.

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