Todavía falta entera la ronda de revanchas de la segunda fase, pero hay razones para prever que Deportivo Quito marcha ‘victorioso’ hacia la Serie B, algo que no había experimentado desde 1979.
1. Una marcada involución
Acostumbrarse a perder es la primera señal de que todo está (casi) perdido, sobre todo cuando se convierte en tendencia. El vector de los chullas es implacable: Deportivo Quito estaba 4º en la fecha 16, pero cayó al 6º en la 25, al 8º en la 29 y al 11º en la 33. Todo es de bajada. En el año, el único equipo que ha experimentado un rendimiento inverso es Católica, que pasó del 11º lugar en la fecha 28 al 7º en la fecha 33. Y es muy poco frecuente que dos equipos experimenten un alza parecida en una fase. La proyección matemática condena a los azulgranas, aunque en el fútbol no todo es ciencia y mucho dependerá de lo que también hagan los demás candidatos a bajar.
2. Poco gol en la segunda fase
Deportivo Quito es el club que menos goles ha anotado en la segunda fase, con solo 6 tantos en 11 partidos. Es decir que ni siquiera llega al 0,6 de goles por encuentro. En la primera fase, Deportivo Quito marcó 1,5 goles por compromiso. Con este perfomance es imposible salvarse, sobre todo si se reciben 2 goles por cotejo, como ha pasado en esta segunda fase. En todo caso, es más fácil mejorar la defensa que aumentar el volumen de goles.
3. Los novatos tienen miedo
Franklin Salas acierta dolorosamente cuando afirma que los dirigentes desarmaron al equipo para la segunda fase, aunque las razones sean financieras. La calidad de los jugadores bajó dramáticamente al punto que varios que ni siquiera actuaban en la Reserva han tenido que entrar al equipo de Serie A. Los nuevos están dominados por el pánico: temen la reacción de los hinchas, las críticas de la prensa, las furias de los dirigentes… Por eso, explica Salas, los nuevos no meten la pierna, no piden la pelota, no quieren equivocarse, no desean ser señalados. No saben lidiar con eso. El miedo siempre será el peor enemigo.
4. Sevilla no ha encontrado las piezas
El actual entrenador no ha logrado hallar el esquema y mucho menos los nombres que necesita para saltar a la cancha con un rendimiento respetable, competitivo. Banqueó al arquero Bernardo Long para probar con Alexi Lemos, optó por el lentísimo Efrén Proaño en la defensa, retrasó a Richard Calderón, confió demasiado en un cada vez menos efectivo Franklin Salas y demás improvisaciones que no han servido para nada. Resultado: tres derrotas seguidas, que se suman a las cuatro que le heredó Paúl Vélez, quien ya destrozó al camerino con sus extrañas ideas de separar a Salas de Luis Fernando Saritama. Sevilla necesita tiempo y jugadores, pero no tiene nada de eso. Todo indica que su séptima experiencia en Deportivo Quito será la peor.
5. La crisis financiera sigue
La incertidumbre financiera está destrozando al Quito, cuyos jugadores no han cobrado desde la segunda quincena de julio. A eso se suman los constantes sustos por parte de acreedores que hasta se llevan el auto del presidente del club, en rocambolescos episodios que sonrojan a los hinchas. Claro, es el pesadísimo fardo que la AKD carga por los títulos del pasado, obtenidos gracias a su buen desempeño en la cancha… y a que gastó lo que no tenía. La gloria de ayer es la crisis de hoy, que amenaza la existencia misma del club. Si el Quito cae a la B, sus ingresos por derechos de TV descenderán y será muy difícil regresar.