Hace un año, Roberto Quiroz estuvo a punto de retirarse del tenis. Había terminado de jugar un torneo en Caracas (Venezuela) y viajó a Colombia para continuar con su gira por Sudamérica.
Su destino era Barranquilla, pero antes tenía que hacer una escala en Bogotá. Sus compañeros de viaje (tenistas de varios países) habían tomado un vuelo directo desde Caracas a Barranquilla.
fakeFCKRemovePero Roberto tenía que, por obligación, hacer escala en la capital colombiana debido a que sus papás le compraron un pasaje con ese itinerario “porque era más económico”, recuerda Francisco Quiroz, su padre.
Ese día, el tenista guayaquileño llamó a su papá por teléfono desde Colombia y le dijo que no quería saber nada más del tenis. Un problema en la conexión había hecho que perdiera el vuelo a Barranquilla.
Su padre actuó como motivador. “Le dije que no se desanimara, que siguiera en el tenis y que tomara esto como una anécdota más de su carrera”.
Roberto siguió las recomendaciones de su padre, tomó otro vuelo y ganó el título en dobles y se ubicó entre los cinco mejores de ese torneo en individuales.
Ahora, el raquetista vive un gran momento. A inicios de junio consiguió su triunfo más sonado: haciendo dupla con el peruano Duilio Beretta, se adjudicó el título de dobles del Roland Garros junior, uno de los torneos de juveniles más importantes del mundo.
La victoria fue especial y Quiroz decidió dedicar su triunfo a su tío: un tal Andrés Gómez, que hace exactamente 20 años, había conquistado el título del Roland Garros derrotando en la final al estadounidense André Agassi.
El tenis es un asunto familiar para los Quiroz-Gómez
Roberto Quiroz aprendió a jugar tenis a los siete años. El entrenador Manuel Manso daba clases particulares en la ciudadela Laguna Dorada, en la vía a Samborondón, donde reside. Quiroz, a quien también le gustaba el fútbol, empezó a practicar junto a su primo Emilio Gómez, hijo de Andrés, quien también es su compañero en el circuito juvenil. Pilar Gómez, la madre de Quiroz, es hermana de Andrés, el ex campeón de Roland Garros en 1990.
Después de jugar varios torneos en los que participaban niños de distintas urbanizaciones, ingresó al Guayaquil Tenis Club. Ahí empezó a entrenarse con su tío Andrés. Su primer partido dentro de un torneo nacional lo jugó a los nueve años y a escala internacional a los 12 en Chile.
Ahí conoció al peruano Duilio Beretta, su compañero en dobles y con quien logró la victoria en el certamen parisino.
El entrenador Raúl Avendaño cuenta que conoció a Quiroz a los 13 años, mientras realizaba una gira de la Cosat por Sudamérica. En ese entonces, según el entrenador, era impensable que el tenista llegara lejos en el deporte. Su fuerte apego a la comida ‘chatarra’ (el consumo de papas fritas, pizza, hamburguesas y gaseosas) era parte habitual de la dieta del prometedor tenista .
Manuel Manso, su iniciador, recuerda que Roberto dio el primer paso y silenciosamente se propuso cambiar. Según relata Avendaño en su blog (www.tenisecuatoriano.blogspot.com), el tenista zurdo de 18 años y 1,90 metros de estatura, “cambió su alimentación y empezó a prepararse físicamente de una manera más responsable e incluso llegó a levantarse por mucho tiempo antes de las seis de la mañana para salir a correr y hacer ejercicios ”.
A los 16 años volvió a ubicarse entre los 10 mejores de Sudamérica en la gira Cosat. En ese momento decidió que quería ser un tenista profesional.
Esa decisión lo acercó al equipo de Copa Davis que dirige Raúl Viver. Empezó a entrenarse con Iván Endara, Julio Campozano y los hermanos Nicolás y Giovanni Lapentti. Además, su tío Andrés es una de sus principales guías.