La ruta entre El Cinto y la Cima de La Libertad, un chaquiñán de tierra y césped que llega a los 3 200 metros de altitud, le es familiar a Érika Panchi.
La quiteña se ejercita allí con regularidad y eso contribuyó para que la delgada estudiante del sexto curso en el Consejo Provincial ganara ayer en la categoría femenina de la carrera Quito Verde 10K.
En ese lugar, donde la contaminación ambiental se siente con menos intensidad, se citaron unos 400 deportistas para probar su resistencia y velocidad en las faldas del Pichincha.
La corredora de 17 años se aficionó del atletismo desde pequeña para seguir los pasos de Wendy, su hermana mayor y quien también se subió al podio en la prueba de ayer.
La más experimentada de las dos corredoras Panchi fue tercera y en el segundo lugar se ubicó Ángela Gusiñay.
La adolescente que ayer triunfó en la rama femenina se ejercita con la guía de Hugo Armas, en el tradicional colegio del sur capitalino.
De lunes a viernes se prepara en la pista del plantel educativo, antes o después de las clases. Los sábados acude al parque Las Cuadras y los domingos, cuando no hay competencias, se va correr por la ruta de El Cinto.
Desde allí se observa de una manera privilegiada la ciudad, sobre todo el centro con sus casas de techos tejados y sus calles estrechas.
Panchi empleó 38 minutos para completar los 10 km. La adolescente no duda al decir que su gran meta deportiva será clasificarse, alguna vez, a los Juegos Olímpicos.
La Quito Verde 10K fue organizada por la Asociación de Damas de la Cámara y Mediana Empresa de Pichincha (Adacapeipi), por tercera ocasión.
Esta vez, los fondos servirán para ayudar a los niños del Instituto de Parálisis Cerebral. Algunos de ellos, incluso, aplaudieron y agradecieron a los participantes tras la llegada.
La prueba empezó en El Cinto y finalizó en un lugar histórico para el país. Una vez que cruzaban la meta, los atletas caminaban otro kilómetro, cuesta abajo, hasta el Templo de la Patria, en la Cima de la Libertad. En este lugar hay un museo que recuerda las gestas libertarias, entre ellas la Batalla del Pichincha de 1822.
Un aficionado que se motivó a participar en la prueba de ayer, precisamente por tener la oportunidad de correr en un lugar con historia, fue el manabita Jairo Ávila. Como reservista del Ejército estuvo en el conflicto del Cenepa en 1995.
Ahora tiene 49 años y desde hace cuatro temporadas participa de las competencias que se realizan en la ciudad.
El de ayer fue su primer reto de la temporada. El excombatiente espera participar en unas 12 carreras más y su próximo evento será la Centinelas del Aire, a mediados de febrero y que organiza la Fuerza Aérea Ecuatoriana.
De manera general, el aficionado oriundo de Jipijapa y que reside en la capital pide más control a las autoridades competentes. “Hay que regular la organización de las competencias. Se deben controlar los precios de las inscripciones, la calidad de las camisetas…”.
Entre los hombres, el vencedor fue César Gualotuña. El deportista tiene 42 años y en la categoría máster es casi imparable. El año pasado compitió en unas 30 pruebas y las ganó todas, en su categoría.
Incluso, como ayer, también se impuso en pruebas en la clasificación general.
Gualotuña, quien se ejercita en La Carolina, empleó 33 minutos. Atrás llegaron Marco Cutiopala y Luis Llerena.
Cutiopala, de 28 años y que se ejercita en también en La Carolina y en Chimbacalle, se prepara para el Campeonato Nacional de Cross Country a mediados del próximo mes.