Antonio Valencia es uno de los símbolos del fútbol ecuatoriano en toda su historia. Nadie duda de eso. Su esfuerzo lo llevó a jugar en uno de los equipos más poderosos del mundo, el Manchester United, donde también tuvo una etapa gloriosa con los títulos que ganó. Pero ahora el entrenador holandés Louis van Gaal lo mandó a la banca de suplentes y en su puesto puso a Matteo Darmian.
En estos días se extrañan los desplazamientos por derecha, que lo pusieron entre los futbolistas más rápidos del mundo. También su temperamento y la facilidad para asistir a sus compañeros, que le dieron un distintivo en los clubes por lo que pasó y en la Selección. Ahora la realidad es distinta. En los últimos meses, Valencia, de 30 años, ha jugado como alternante y ha lidiado con el carácter de su técnico y con su rival Darmian, más joven (25 años). ‘Toño’ es más rápido y remata con frecuencia al arco, con relación al italiano.
Ojalá que esa suplencia sea pasajera porque es la única forma que el mediocampista mantenga actividad y que después pueda jugar, con un buen rendimiento, con la Tricolor en las Eliminatorias al Mundial de Rusia. En caso de persistir, habrá un Valencia con ganas, actitud y carácter, pero sin la regularidad básica que requiere el fútbol.
Aun así mantenerse en el Manchester United, propiedad del grupo estadounidense Glazer, ya es un mérito por ser el primer ecuatoriano en hacerlo. Pero también es necesario ir viendo otras opciones de clubes donde pueda actuar con más frecuencia y muestre esas cualidades que, hoy, todos añoran.