El mayor logro de la natación ecuatoriana sigue siendo el cuarto lugar de Jorge Delgado en la final de los 200 metros estilo mariposa, en los Juegos Olímpicos de Múnich, en 1972.
Desde entonces, en nueve citas olímpicas disputadas, solo 12 ecuatorianos se han lanzado a una piscina en una cita olímpica, según datos de la página electrónica del Comité Olímpico.
¿Qué ha ocurrido? Alberto Hernández, entrenador cubano que viajará junto con la selección nacional a los Juegos Sudamericanos en Medellín, asegura que en el país sí han existido deportistas con proyecciones mundiales.
No obstante, la mayoría de ellos han dejado de entrenarse cuando ingresaron a la universidad. “Hasta las edades colegiales han existido figuras destacadas. Pero luego no tienen apoyo, sobre todo de las entidades educativas y así terminan sus vidas como deportistas élite”, dice Hernández.
Por eso, para triunfar en la actualidad, los nadadores que aspiran a competir en torneos mundiales deben tener otra mentalidad. Así lo afirma José Vásquez, entrenador cubano de la selección de natación de Pichincha. “En Ecuador existe una generación de nadadores que tiene una mejor predisposición para entrenarse. Hay deportistas que tienen condiciones pero solo llegarán a un nivel mundial quienes puedan soportar un entrenamiento a ese nivel”, indica el técnico.
Ese tipo de preparación implica sacrificios. Un nadador élite se entrena en promedio siete horas y nada 14 kilómetros diarios, sin días de descanso. Para practicar de esa manera, los deportistas no pueden ir a fiestas como el resto de chicos de su edad y hasta sacrifican los estudios.
Es el caso de la nadadora Diana Chang. Ella, desde hace un año, estudia a distancia. “En el colegio que estaba le daban permiso para los viajes. Pero luego tenía que igualarse y eso le quitaba tiempo. Por eso, ahora estudia el quinto curso a distancia”, dice Alicia Ibarra, madre de la deportista.
José Vásquez, su entrenador, comenta que ese tipo de sacrificios son necesarios si se aspira a competir en una Olimpiada. “Al igual que Diana, Carla Bastidas ya está estudiando a distancia y pronto lo hará Jorge Masson. En esto no hay misterios”, dice el entrenador.
Samantha Arévalo, de Macas, es otra deportista con aspiraciones olímpicas. Con solo 15 años ella estudia vía Internet y se desplaza constantemente por entrenamientos y competencias.
Precisamente, el pasado 4 de marzo llegó a Cuenca en compañía del técnico cubano Ariel Cabana. La idea era aprovechar las ventajas de entrenarse en los 2 550 metros de altitud de la capital de Azuay.
La nadadora se prepara a doble jornada en la piscina de El Batán, pues quiere conseguir un cupo directo a los primeros Juegos Olímpicos Juveniles de Singapur, entre el 14 y el 26 de agosto.
Arévalo tiene en tres pruebas la marca B para estos juegos.
Sin embargo, esas marcas no le garantizan un cupo en Singapur. Para asegurarlo deberá alcanzar la marca A, que aspira a conseguir en Medellín, la próxima semana.
Diana Chang también tiene marca B para los Juegos Juveniles. Su prueba principal son los 100 metros espalda. La quiteña intentará alcanzar la marca esta semana en Estados Unidos. Si no lo consigue, lo intentará en los Juegos Sudamericanos.
Pero la meta principal de las dos deportistas, al igual que la de la nueva generación de nadadores ecuatorianos, es nadar en los Juegos de Londres, en el 2012.