Los escapes de esta moto son obra de Akrapovic.
La pasión de los australianos por los motores de ocho cilindros en V los llevó a poner un propulsor de ese tipo en una moto. No es la primera vez que se hace algo así, pero sí es la primera ocasión en que un V8 se diseña y construye específicamente para una dos ruedas.
Pero la PGM no solamente debía ser poderosa, sino también funcional y eficaz. Por ello, el chasís fabricado en aluminio y fibra de carbono permite el máximo de agilidad y maniobrabilidad posible, aunque definitivamente no es una motocicleta recomendada para afrontar la movilidad urbana diaria.
El V8 a 90° con inyección directa y refrigeración líquida tiene una cilindrada de 1 996 cm3 y entrega nada menos que 334 caballos de potencia y 214 Nm de torque. Está unido a una caja de cambios secuencial que permite una entrega progresiva de la fuerza.
Con semejante motor que la impulsa, el fabricante se preocupó de mantener el peso contenido. 242 kilos es lo que la PGM registra en la báscula, incluso con el tanque lleno.
De lo que prefiere no hablar es de las prestaciones. Cuando se le pregunta por ello se limita a decir: “¿Qué tan valiente eres?”.
Fuente: motos.coches.net