El jugador de Alemania es una de las cartas de gol. Foto: AFP
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Su nombre es sinónimo de gol en la Selección de Alemania. Miroslav Klose (se pronuncia ‘Klóse’) es, junto al mítico Pelé y al alemán Uwe Seeler, el tercer jugador en la historia en anotar en cuatro copas del Mundo.
En Brasil, con su tanto contra Ghana, igualó a otro histórico brasileño, Ronaldo, como máximo artillero en los Mundiales.
‘Miro’, como le dicen en su círculo más cercano, ascendió rápidamente en el fútbol germano antes de debutar en la Bundesliga con el Kaiserlautern, en 1999.
El atacante nació en Opole, Polonia, el 9 de junio de 1978. Ese mismo año, junto con sus padres, salió de su país de origen huyendo del comunismo. Ahora es el referente del gol de Alemania.
Pocos se imaginan las vueltas que tuvo que dar para lograr ese hito. Después de varias vueltas por Europa, los Klose terminaron quedándose definitivamente en Alemania, donde el ariete comenzó a practicar el fútbol desde muy joven.
En Brasil, Klose juega su cuarto Mundial en seguidilla. Su cuota goleadora arrancó en Corea – Japón 2002 con cinco goles en siete partidos, una fórmula que repitió en Alemania 2006.
Luego anotó cuatro goles en cinco partidos en Sudáfrica 2010. En Brasil puso el empate 2-2 de Alemania con Ghana.
“Bienvenido al club, Klose”, le dijo Ronaldo en su cuenta de Twitter, tras el gol 15 del alemán en copas del Mundo.
Irónicamente, el oriundo de Río de Janeiro logró su tanto 15 en los Mundiales en Alemania y precisamente contra Ghana.
Klose confesó a la revista Der Spiegel, en el 2007, que lleva a Polonia muy cerca de su corazón. Sus hijos hablan polaco y su esposa, Sylwia, tiene su mismo origen.
Y es uno de los jugadores que esperan brillar en el juego de hoy entre Alemania y Argelia por octavos de final. Un juego con historia por el ‘Pacto del Molinón’, una de las grandes vergüenzas en la historia de los Mundiales.
“Nunca podremos olvidar 1982”, dijo el bosnio Vahid Halilhodzic, el técnico argelino, recordando lo ocurrido en el Mundial de España. Allí, Alemania y Austria casi dejaron de jugar tras un gol germano, porque el 1-0 servía a los dos combinados y dejaba fuera del torneo a Argelia en la fase de grupos.