Mentores y psicólogos que levantan la moral de los jugadores

El padrino de 'Dida'. El gerente Santiago Jácome (der.)  siempre impulsó la carrera  de Alexander  Domínguez. Patricio Terán/ EL COMERCIO

El padrino de 'Dida'. El gerente Santiago Jácome (der.) siempre impulsó la carrera de Alexander Domínguez. Patricio Terán/ EL COMERCIO

Liga se enfrentaba con Vélez Sarsfield en Quito, en un juego por la Copa Libertadores del 2011. Al final del primer tiempo, cuando los equipos iban a los camerinos, un asistente del director técnico Ricardo Gareca insultó a Alexander Domínguez.

Parecía un hecho intrascendente, un cruce normal entre rivales. Sin embargo, el grandulón golero llegó al camerino albo con los ojos llenos de lágrimas. La provocación del argentino le había afectado. Sorprendidos, Santiago Jácome, el gerente del equipo, y José Daniel di Leo, el asistente técnico, empezaron a motivarle, a levantar su ánimo y sobre todo su confianza.

En ese momento, la preocupación del cuerpo técnico era evidente. El pensamiento era: "Tenemos un gran arquero, pero no es fuerte mentalmente".

Entonces, tanto Jácome como di Leo empezaron a trabajar con él, a motivarlo, a preocuparse por sus asuntos, a hacerle sentir querido. En estos dos últimos años, según relata orgulloso el propio Jácome, el resultado es exitoso.

Ahora Domínguez es guardameta de la Selección e incluso en el único partido de Libertadores que jugó Liga como visitante este año: ante Gremio en Porto Alegre, el pasado 31 de enero, llevó la cinta de capitán. Para el técnico Edgardo Bauza, ahora Domínguez es un golero más seguro de sí mismo y de sus condiciones.

'Dida' supo agradecer la confianza recibida. El año pasado se casó con su novia María Cabrera y una de sus primeras acciones antes de la boda fue pedirle a Jácome que fuera su padrino de bodas. "Me sorprendió un poco el pedido, pero lo acepté gustoso. Él siempre tuvo lejos a sus padres y lo que siempre hice fue darle apoyo y pedirle que confiara en sus condiciones", cuenta el gerente deportivo.

El futbolista está lleno de presiones: tensión por ser titular, ansiedad por ganar, críticas de los medios de información y de los hinchas que siempre quieren ver a su equipo triunfador.

Por ello, los clubes se ven obligados a contar con personas que levanten la moral del plantel. En el caso de Liga, en el equipo de Di Leo y el propio Jácome. En cambio, otros clubes como Independiente y Universidad  Católica han optado por incorporar a sus filas a psicólogos para que ayuden a los jugadores . La labor no es fácil para estos profesionales que se enfrentan con una barrera inicial: la desconfianza de los jugadores.

La lucha por enseñar a controlar las emociones

El complejo de Independiente del Valle parece un templo de adoración al fútbol. En cinco canchas, niños y adolescentes dibujan gambetas y sueñan con llegar a Primera. El psicólogo Víctor Guamán  recorre las canchas y hace alarde de su popularidad ante los juveniles.  Levanta sus manos y los saluda.

Él se integró al equipo al año pasado y es el vigilante de la salud mental de los aspirantes a futbolistas y también de los jugadores  de la Primera División.  “Inicialmente tienen resistencia, pero luego se van ablandando. Siempre los recibo en mi consulta y estoy presto a conversar con ellos”.

La lucha por encontrar un puesto en el equipo titular  hace que los jugadores muchas veces actúen con vehemencia en la cancha. Hay pierna fuerte y algunas veces, con  mala intención. Según su experiencia, Guamán dice que hay futbolistas que trasladan sus impotencias al terreno de juego. “Tenía un chico en juveniles  que cuando entraba a las canchas  repartía patadas a todos. Luego de hablar con  él determiné que vivía molesto. Un día me dijo: ¡Cómo no voy a estar enojado, si mi papá se me lleva todo el dinero del sueldo!”.

Juan Hermosa, el psicólogo de la Universidad Católica también se ha encontrado con dramas similares.  Él se integró al equipo en mayo del año pasado por pedido del entrenador Jorge Célico.  Además de atender a los juveniles, el galeno  busca ahora ganarse la confianza de los  jugadores experimentados. Para ello va  tres veces por semana al complejo de La Armenia, en donde el equipo ‘camaratta’ se entrena a diario.

El técnico Célico le envía dos o tres jugadores  para que Hermosa los trate. Ahora el profesional deberá trabajar con Pablo Palacios, el ariete del equipo, que acaba de ser sancionado por cuatro meses por la Ecuafútbol. La semana pasada,  el ‘Cabezón’ literalmente perdió la cabeza en Loja.

Ante las pifias  de la hinchada local que le reclamó por no haber fichado por el equipo, el ex Barcelona y Emelec respondió tocándose los testículos y apuntando con ellos a la tribuna.

“Me dejé llevar por tantos gritos e insultos. Perdí la cabeza. Ahora espero que la Federación pueda rever esto y que me rebajen la condena”, dijo arrepentido y cabizbajo el futbolista el pasado  jueves, al finalizar el entrenamiento.

“A Pablo lo veo tensionado desde antes. Cuando pasó de Barcelona a Emelec  ya se le notaba la ansiedad por jugar. Para un futbolista el no jugar puede ser muy complicado. Lo que pasó fue que reaccionó impulsivamente”, dijo Hermosa.

En las labores de motivación y ayuda también está el mánager Pedro Salvador, quien se considera un nexo entre los directivos y los futbolistas.

“Con los jugadores tengo el mismo lenguaje por haber sido futbolista.  El deportista siempre tiene que estar motivado  y libre de las presiones para  poder rendir  al máximo”.

En El Nacional motivan los jugadores y hasta el utilero...

Marwin Pita se pone serio al recordar las últimas semanas de noviembre y la primera de diciembre, cuando El Nacional estuvo a punto de descender.  “Vivimos una presión tremenda, es algo que no podemos volver a pasar”.

El cuadro criollo llegó a la última fecha del torneo (2 de diciembre) con opciones de perder la categoría. Aquel domingo se enfrentaron con Técnico Universitario en Ambato. Una derrota los condenaba al abismo. En la desesperación por levantar la moral, según cuenta el coordinador Patricio Zevallos, él y el utilero  Manuel ‘Careloco’ Cortez  arengaron al equipo.

El discurso emotivo estuvo a cargo de Cortez, quien lleva cuatro décadas en el equipo. Él les recordó la grandeza de la institución, los títulos obtenidos. “Yo en cambio hablé de  nuestras condiciones: les dije: tenemos un mejor equipo,  somos  mejores, podemos ganarles”.

En ese partido, El Nacional volvió a ser la ‘Máquina Roja’ y ganó  2-0 con goles de Pita. En el camerino, tras el final del cotejo, jugadores, directivos y ayudantes lloraron.  Ahora, los mentores del equipo luchan para que el plantel no vuelva a caerse.

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