La desprolijidad con la que suele atajar el arquero Máximo Banguera en su club evidencia los errores de un principiante. Esas irregularidades le han colocado en un plano de un golero del montón, que no ha dado pasos para adelante en el transcurso de su carrera deportiva.
Y lo contradictorio es que Banguera fue considerado como un golero con proyecciones internacionales, que lo pusieron a disputar el puesto de número 1 en el seleccionado ecuatoriano. Esa cualidad solo fue una percepción.
Tal vez, el arquero de Barcelona se quedó en una zona de confort en su club, en donde no tiene un competidor como en su momento sí lo tuvieron importantes exponentes del arco como Carlos Luis Morales, José Francisco Cevallos, solamente para nombrar a los más contemporáneos. Y esa tarea aún la tiene pendiente la directiva del club torero.
Esas inconsistencias dejan una tarea también al nuevo entrenador de la Selección, Gustavo Quinteros, ya que el golero de Barcelona era el segundo en la Tricolor, al menos en la era de Reinaldo Rueda, quien en esa condición lo llevó al Mundial de Brasil 2014.
El camino más adecuado es prescindir de Banguera, por ahora. Y darles oportunidades a otros que atraviesan un mejor nivel. Aquí, incluso, pueden abrirse las puertas a nacionalizados que han mostrado liderazgo en sus clubes en los últimos años.
Las irregularidades de los goleros en el país se evidencian por las equivocadas decisiones de los dirigentes al no sostener unas formativas, que incluyan las apariciones de talentos. Una muestra es que seis de los 12 arqueros que atajan en la Serie A son extranjeros. Y de esa forma será imposible empujar un cambio.
Los errores de Banguera ayudarán a reflexionar a los entrenadores y directivos por reestructurar cambios básicos en mejorar los conceptos y enseñanza, necesarias desde que empieza la etapa del aprendizaje.