Será por tener la posibilidad de ser el primero en derrotarlo, por el dinero que se gana, porque piensan que con el paso de los años es más lento y vulnerable o por todo: varios boxeadores se postulan para ser el próximo rival de Floyd Mayweather.
El primero de ellos es el argentino Marcos Maidana, que el sábado 3 de mayo hizo sufrir al invencible púgil estadounidense como nunca antes, lo que le hace ser el favorito para una revancha en septiembre.
“La revancha se la tengo que dar yo, porque yo le gané”, afirmó Maidana aún sudoroso sobre el ring del MGM Grand de Las Vegas tras conocer que dos de los tres jueces dieron por vencedor a Mayweather, invicto ya en 46 peleas. “Dame la revancha”, le reclamó luego en la conferencia de prensa a Mayweather, que al fin y al cabo es el ganador y el que decidirá. “Si los aficionados lo quieren ver de nuevo, lo podemos hacer de nuevo”, afirmó el estadounidense, al que no le importa que Maidana fuera un rival difícil.
Lo que espera es conocer los datos del “pay-per-view“: en Estados Unidos ver la velada en la cadena Showtime en alta definición costó el sábado USD 70.
El combate con el mexicano Saúl “Canelo” Álvarez en septiembre del año pasado generó 2,2 millones de compras y un récord de USD 150 millones, datos muy superiores a los que se esperan con Maidana.
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A “Money” Mayweather le interesa mucho más el negocio que el hecho de que muchos consideraran injusto su triunfo. Otros piden al estadounidense que se vengue del argentino, el único que ha hecho que Mayweather sangre por su cuidada cara, la que le vale el apelativo de “Pretty Boy”.
A favor del argentino está la polémica por el ajustado triunfo y su agresivo estilo, mucho más atractivo que el del defensivo y preciso Mayweather.
Maidana ganó USD1,5 millones por el combate del sábado por los 32 de su oponente. Pese a la diferencia, es la mayor bolsa de la carrera pugilística del argentino de 30 años.
Finalmente serán el campeón de los pesos welter y la cadena Showtime, con la que Mayweather tiene contrato para tres peleas más, los que decidan si conviene o no una segunda parte del duelo con Maidana.
Hay otras alternativas. Por ejemplo, el británico Amir Khan, que el sábado venció al estadounidense Luis Collazo y se cree el legítimo nuevo rival de Mayweather.
“La gente quiere ver una pelea entre Floyd y yo. Está peleando con rivales que son duros, pero es el estilo el que define la pelea y creo que mi estilo le causaría muchos problemas”, afirmó. El problema, sin embargo, es que a Khan no le conviene una pelea en septiembre debido al Ramadán en julio. Otra posibilidad es el puertorriqueño Miguel Cotto, cuya anterior pelea con Mayweather, en 2012, generó 1,5 millones de compras en “pay-per-view”.
Para ello, Cotto debería derrotar el mes que viene al argentino Sergio “Maravilla” Martínez y recuperar el título del peso medio. Y como siempre, en el horizonte, la pelea soñada entre Mayweather y el filipino Manny Pacquiao, más un anhelo de los aficionados que una posibilidad real, aunque no sólo de los fans anónimos. Hasta el más grande lo pide: Mohamed Alí felicitó hoy a Mayweather por su triunfo y pidió el combate contra Pacquiao.
“Felicidades a @FloydMayweather. Quizás después de que descanses podamos verte pelear con @MannyPacquiao!”, afirmó la cuenta @MuhammadAli con la firma #AliTweet, que quiere decir que el tuitt es del propio campeón. La pelea Mayweather-Pacquiao nunca fructificó por disputas sobre el reparto de la bolsa y el control antidoping.
Ahora, el estadounidense de 37 años se niega a enfrentarse con el filipino de 35. La convincente victoria de Pacquiao hace unas semanas ante Timothy Bradley volvió a alimentar la posibilidad del combate entre los dos mejores boxeadores de la década, una pelea que podría batir todos los récords de audiencia.
“Es difícil hablar de esa pelea. ¿Cuántos años llevamos hablando de ella y no se ha celebrado? Como he dicho, mi línea está abierta las 24 horas, siete días a la semana”, dijo Pacquiao, dejando la decisión en manos de Mayweather, a quien le sobran pretendientes deseosos de infligirle la primera derrota.