Playa Las Peñas. Foto: Telmo Arévalo Cuesta
Telmo Arévalo Cuesta. Redactor Invitado
Había escuchado muy buenos comentarios, por parte de familiares y amigos, sobre una linda playita escondida llamada Las Peñas, cercana a Puerto San Lorenzo, en la frontera con Colombia. Así fue que un día sábado decidimos partir hacia allá.
Existen dos formas de acceder a esa playa. La primera es ir desde Quito a Esmeraldas, y por la carretera Troncal del Pacífico, continuar rumbo al norte, pasando por Camarones, Río Verde, Rocafuerte, Montalvo, Lagarto y Vainilla, hasta llegar a ese destino.
La segunda será mencionada en la parte final de este relato. Cabe señalar que todas las vías de acceso están en óptimas condiciones y se puede circular con cualquier tipo de vehículo.
En la entrada a esta pequeña población de nuestra Costa, algunos letreros de bienvenida nos reciben y otros tantos ofertan hoteles y más servicios, como para que el turista pueda escoger.
A pesar de que el poblado, como tal, no es muy moderno y más bien conserva ese saborcito clásico de las típicas playas de antaño, con callecitas llenas de palmeras, muchas casitas de caña guadúa o madera y techos de paja, la oferta hotelera y de restaurantes es amplia, variada y de muy buena calidad.
Encontramos alojamiento a precios muy contenidos en habitaciones confortables, limpias, con baño privado y televisión por cable, servicio de wi-fi. Algunos hoteles hasta tienen piscina. Todo esto a escasos metros del mar.
A lo largo de la extensa playa, pequeños ‘bungalows’ y cabañas hacen las delicias de los comensales, quienes pueden disfrutar de la variada gastronomía del lugar: cebiches de todos los mariscos y moluscos; platos con diversos pescados, fritos, apanados, al jugo o encocados; camarones, pulpos, almejas y más, reventados o apanados; caldos de bagre, sopa marinera y ‘levantamuertos’, encebollados, cangrejos de manos azules, langostas y jaibas… El paladar tiene para darse un festín.
Y de beber ¿qué? Jugos, batidos, helados y ‘raspados’ hechos con hielo picado y frutas tropicales saciarán la sed de los ávidos turistas. Ante tal cantidad de sabores, nadie se quedará sin tener que probar.
Ahora sí, ¡a disfrutar del mar! La playa es muy extensa y, al ser Las Peñas una población de pescadores, sus botes y lanchas se encuentran apostados a lo largo de la misma, dándole un toquecito muy típico.
Las aguas, de temperatura abrigada, más el ardiente sol, nos invitan a darnos un buen baño. En este ambiente, ¿cómo no quedarse mucho tiempo? Además, la espectacular caída del sol en la tarde pinta paisajes de ensueño que deleitarán hasta al más distraído.
Por algo esta playa es la preferida de nuestros vecinos del sur de Colombia, quienes la visitan para descansar y disfrutar.
Para el regreso, y como para variar de ambiente, recomiendo seguir por la carretera principal con rumbo al norte, aprovechar para conocer el puerto de San Lorenzo, y desde ahí tomar la carretera E10 o Transversal Fronteriza, a la derecha, para seguir rumbo a Ibarra.
Esta carretera mezcla el ambiente costanero húmedo con la parte seca y montañosa por donde discurre el río Mira, presentándonos paisajes de inigualable belleza.
Luego de tanto disfrute, ¿cómo no llegar con el espíritu reconfortado a nuestras labores diarias?
Hasta la próxima estimados lectores, y ¡feliz Año Nuevo!