Tres africanos que recorren el mundo se alistan para la Quito Últimas Noticias 15K

Dos tanzanos y un keniata viven en Quito y se alistan para la  competencia más grande del Ecuador. Julius Gidabuday (izq.) es el más experimentado junto con Fancy Jerop (centro) y Bisluke Kipkorir. Fotos: Diego Pallero / EL COMERCIO

Dos tanzanos y un keniata viven en Quito y se alistan para la competencia más grande del Ecuador. Julius Gidabuday (izq.) es el más experimentado junto con Fancy Jerop (centro) y Bisluke Kipkorir. Fotos: Diego Pallero / EL COMERCIO

Dos tanzanos y un keniata viven en Quito y se alistan para la
competencia más grande del Ecuador. Julius Gidabuday (izq.) es el más experimentado junto con Fancy Jerop (centro) y Bisluke Kipkorir. Fotos: Diego Pallero / EL COMERCIO

Los keniatas Bisluke Kipkorir y Fancy Jerop y el tanzano Julius Gidabuday dan grandes zancadas en la pista sintética del estadio Olímpico Atahualpa, en los senderos de tierra y piedra del parque Metropolitano, en las calles de Chimbacalle y de La Armenia, en Quito. Su veloz estampida supera a más de 10 atletas con discapacidades que se preparan diariamente con ellos.

A estos africanos les resulta ya familiar entrenarse con el grupo de atletas con discapacidades visuales e intelectuales. Se juntan todos los días con ellos, desde las 07:00, bajo la guía del entrenador ecuatoriano Freddy Moposita.

Pero, ¿qué hacen tres africanos con un grupo de nacionales en las pistas de la capital ecuatoriana? Ellos encontraron en Quito un sitio de altitud ideal (2 850 msnm) para mejorar sus marcas y un país ‘central’ que les permita desplazarse a otros lugares de América para las competencias pedestres. Al año participan en al menos unas ocho pruebas, en diversos países. Por un triunfo en una competencia atlética pueden ganar hasta más de USD 3 000.

Los tres africanos también encontraron en la agrupación de Moposita (los Kallpa Runners) un refugio para evitar la soledad de una preparación atlética individual.

Así le ocurrió a Julius, quien -de los tres atletas- es el que más tiempo lleva en Ecuador. Hace más de un año se instaló en Cuenca.

En la capital azuaya se entrenaba con el grupo de Byron Piedra. Su técnico actual cuenta que, en una ocasión, le confundieron con un atracador. Entonces, él sacó su teléfono, abrió una página en Internet y mostró las carreras que le acreditaban como un atle­ta de gran recorrido: lleva 20 años de trayectoria en carreras de Europa, Asia; también de América y África. Es políglota: habla swahili –su lengua natal–, inglés, francés, español… A sus 40 años, ya es un máster. Su mejor marca la puso en Seúl 2005 (02:23,05).

Tras pasar por Cuenca, se vino a la capital el año pasado, y llamó a su novia, la keniata Fancy Jerop, de 26 años. Ella vino en noviembre del 2015. La corredora de pruebas de fondo y semifondo dice que la preparación en la capital es algo parecida a la de su país.

Antes de llegar a Ecuador, Julius pasó por Colombia y Venezuela, donde se volvió imbatible en carreras atléticas.
 
En Cuenca, Julius conoció al ecuatoriano Alexis Sutanxis, quien lo contactó con Moposita. “Son atletas muy dedicados y responsables. Dan ejemplo en el grupo”, asegura el entrenador ecuatoriano. Con este criterio coincide su asistente Fernanda Lema, quien también mantiene una relación cordial con los africanos.

El keniata Bisluke Kipkorir, de 26 años, se juntó con los dos africanos, en Quito, recién hace dos meses. Vino a la ciudad por sugerencia de su amigo Julius. Los tres viven en el mismo departamento, en el sur de la ciudad, comparten gastos y se muestran unidos en los entrenamientos.

Ahora, los tres se alistan para la Ruta de las Iglesias, el sábado 27 de agosto. También para la Quito-ÚLTIMAS 15K, la competencia más grande del Ecuador, el 11 de septiembre.

Bisluke no se dedica exclusivamente al atletismo: en su país es oficial de la Policía Nacional, organismo que le da permiso para competir en el exterior. Lo mismo ocurre con varios de los atletas olímpicos africanos que estuvieron en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Pertenecen a la Policía o al Ejército, pero también se dedican a competir en carreras de élite fuera de sus países.

Bisluke dice que le agrada la gente de la ciudad ecuatoriana. Él no habla español, solo swahili e inglés. Por eso, siempre recibe ayuda de Julius y Fancy, quienes le indican sobre las instrucciones del técnico Moposita y sobre cómo trasladarse en la ciudad.

Bisluke es el más veloz de los tres africanos y parece una gacela en la pista con sus grandes zancadas. Fuera de la pista habla bajito y siempre muestra una sonrisa. Cuenta que, desde que era niño, corría en Eldoret, su ciudad natal.

“Para ir a la escuela trotaba de 5 a 10 kilómetros. Practicaba el atletismo desde muy niño. Ocurre con casi todos. El atletismo siempre ha sido mi pasión”. ¿Hasta dónde puede llegar en la Quito-ÚLTIMAS 15K. “Mi objetivo es, por supuesto, ganar”, afirma y muestra una amplia sonrisa.

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