La tensión que origina el fútbol también se convirtió en una calculadora. Eso originó que se empezara a ver el calendario y las perspectivas, en donde entran las adivinadoras y los futuristas.
Unos dicen: la Tri sí va al Mundial en forma directa; otros, que hay que ver el repechaje. Esa realidad es ineludible. El colchón de puntos (cliché futbolero) que tenía Ecuador se diluyó fácilmente por errores identificados en la plantilla de jugadores y en el cuerpo técnico, pero que talvez después de los partidos ante Bolivia (mañana) y con Uruguay (11 de octubre), tendrán que replantearse ciertos procedimientos ¿Qué pasa si Ecuador gana en Bolivia? Esa mezcla de ansiedad y tensión pasará a ser de euforia. Un triunfo acercará al país a un tercer Mundial, pero un empate o una derrota pondrán a hacer cálculos matemáticos, los cuales ya se vivieron en anteriores ediciones y solo se quedó en intenciones y en pobres discursos de entrenadores y directivos que dijeron “estuvimos clasificados por varios minutos”.
Ahora el futuro de la Selección en la eliminatoria depende exclusivamente de los futbolistas, cuerpo técnico y directivos. Aquí encaja perfectamente ‘una verdad de perogrullo’. Hay que volver a poner ese tesón y entrega que se mostró en Barranquilla, pero con goles. Y también es necesaria esa mezcla de audacia con prudencia -inyectada por el cuerpo técnico- y dejando los miedos de lado. Esos son los únicos caminos que quedan para seguir en este derrotero.
Esa presión que recae sobre los 26 futbolistas que convocó Reinaldo Rueda para jugar en Barranquilla ante Colombia y en La Paz (mañana con Bolivia) deberá ser procesada con sabiduría por ellos y por el entrenador. La única opción es ganar para ir directamente al Mundial de Brasil.