Hace 48 horas, los pronósticos indicaban que la final de la Liga de Campeones de Europa la jugarían Barcelona y Real Madrid. El más escéptico hubiera pensado que al menos uno de los cuadros españoles estaría en el cotejo decisivo del 19 de mayo.
El martes, el ‘Barça’ cayó eliminado por el Chelsea. Ayer, Real Madrid fue sacado de la competición por el Bayern Múnich. En dos días, jugando en casa, y con la fatalidad persiguiendo a sus máximas estrellas, los equipos más poderosos de la Liga española fracasaron estrepitosamente.
El Real Madrid del DT José Mourinho ganó el cotejo 2-1, pero con eso solamente equiparó el triunfo del cuadro muniqués en la semifinal de ida por el mismo 2-1. Fue necesario un alargue y luego una definición con penales, en la que se impuso el cuadro con los nervios mejor templados.
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Quizás lo más simbólico fue lo que aconteció con el superastro portugués Cristiano Ronaldo, quien tuvo la responsabilidad de cobrar el primer disparo. Siempre se envía al mejor lanzador al principio, pues con su acierto contagia de optimismo y buenas energías al resto. Pero ayer, en un abarrotado Santiago Bernabéu, hizo todo lo contrario.
Ronaldo, que había anotado dos tantos en el tiempo reglamentario (6 y 14 minutos), falló cuando más se lo necesitaba. Su lanzamiento, bajo y al costado derecho del arquero, fue detenido por un Manuel Neuer que intuyó con acierto la dirección del balón.
Fue una copia de lo ocurrido con su némesis, el argentino Lionel Messi, que se equivocó en su disparo ante el Chelsea, en pleno Camp Nou. Si Messi hubiera convertido, quizás los catalanes no estarían enjugándose las lágrimas por el dolor de haber perdido, además del título de Liga, el paso a la final de Europa y, quizás, su hegemonía en el mundo.
En cambio, el Real Madrid esperaba ganar su décima corona, aunque el sueño se volvió difuso con la falla de Ronaldo. Luego vino el error de Kaká, otra estrella que se fue de bruces ante la enorme figura de Neuer, que por algo es el titular en la Selección alemana. El tercer error del Madrid, el que liquidó todo, fue de Sergio Ramos, quien ni siquiera apuntó al arco sino que mandó el balón por encima de la cabaña.
Hubo tensión y esperanza en el estadio porque, luego de los goles de David Álaba y Mario Gómez, el arquero Iker Casillas detuvo los disparos de Toni Kroos y del capitán Philipp Lahm. Casillas mantenía en pelea al Madrid, al punto que Mourinho se arrodilló para ver los penales. Pedía un milagro.
La falla de Ramos y el decisivo acierto de Bastian Schweinsteiger pusieron el marcador 3-2 en favor de los muniqueses. Mourinho se fue al vestuario, seguido de sus jugadores, casi todos con lágrimas cruzando las mejillas.
En cambio, los dirigidos por el DT Jupp Heynckes (quien ya fue campeón de Europa con el Madrid) festejaron esta hazaña, que les permite salvar el año, pues el Bayern ya perdió el título de la Bundesliga ante el Dortmund.
Al Real Madrid le pasa exactamente lo contrario: con la corona de la Liga prácticamente asegurada después de descarrillar al Barcelona en el mismo Camp Nou, solo le bastaba la ‘orejona’ para dar el golpe de Estado completo a la supremacía de los azulgranas.
No pudo ser. El Bayern ahora es el amplio favorito para el título continental: jugará de local en el Allianz Arena de Múnich y su plantel tiene menos bajas que el rival. El cuadro alemán es campeón seguro… a menos que alguien falle un penal, pues si fallan Messi y Ronaldo, pues cualquiera puede hacerlo.
Los datos
El duelo Bayern- Chelsea del 19 de mayo es inédito en una final de la Champions.
Bayern puede convertirse en el tercer equipo en ganar la final en su propio estadio luego de las victorias de Real Madrid (1957 contra Fiorentina) e Inter de Milán (1965 ante Benfica).
Ni Bayern ni Chelsea podrán ser campeones en las ligas de sus países.