'En La Villegas ando con sombrero'

'En La Villegas ando con sombrero'

'En La Villegas ando con sombrero'

ENTREVISTA

Manuel Villegas habla de su pasado en el fútbol y del pueblo que lleva su apellido

A usted lo nombraron patrimonio de Quevedo. ¿Aún recuerda cómo fue ese momento?
(Risas) Claro que sí. Esas son cosas que jamás se olvidan. Fue en los años setenta y sucedió cuando Universidad Católica, Barcelona y Aucas buscaban comprarle mi pase a Deportivo Quevedo. No me querían dejar salir. Fue el alcalde Eloy Mueckay quien me hizo llegar el registro. La placa vino acompañada de un reloj, que creo que se lo regalé a alguien.

Entiendo que se quedó loco con ese detalle...
Por supuesto que sí. Yo lo tomé como un gesto de aprecio. Ahora la gente de Quevedo me recuerda y me respeta. Ahí yo soy una persona muy importante. Cuando voy todos me reciben con los brazos abiertos.

¿Después de ese nombramiento fue fácil salir del Deportivo Quevedo?
No, tuve que decirles que no volvería a jugar si no me dejaban salir. Entonces me vendieron a Aucas.

En ese tiempo, ¿usted manejaba su pase?
No, para nada. En ese entonces, el pase no era de nadie. Yo era jugador del Deportivo Quevedo y punto.

¿Cómo llegó al equipo fluminense?
Fue gracias a mi amigo Pedro Luis, con el que me crié en La Villegas (pueblo agrícola de Los Ríos). Fue él quien me llevó al Deportivo Quevedo. Con ese equipo quedamos vicecampeones en un torneo cantonal y disputamos el ascenso a la Serie B. Ganamos y desde 1978 jugué profesionalmente.

¿Qué hizo la directiva del Quevedo después de su 'amenaza'?
Nada. Me vendieron (risas) a Aucas. La negociación la hicieron con Guillermo Herrera, directivo de ese club.

¿Cuánto pagó Aucas?
Creo que fue un millón de sucres. Al 'Ídolo del Pueblo' llegué en 1984.

Y por ese mismo precio Aucas vendió su pase a Técnico Universitario. ¿Cuánto dinero recibió usted por esas transacciones de su pase?
¡Uhhh! De eso sí no me acuerdo bien. Pero algo se quedó conmigo y me sirvió para construir mi casita en La Villegas. Allí tengo donde guarecer.

¿Y en La Villegas vive solo o acompañado?
(Risas) Solo.

¿Nunca se casó?
No, mi balón es mi único compañero.

¿No se lleva bien con las mujeres?
(Risas) Eso lo tengo bien tapiñado, es mi as bajo la manga.

¿Entonces Manuel Villegas no tiene herederos?
Tengo dos 'chamos'. El varón vive en Quinindé y la niña en cambio vive en Quevedo. A la nena la busco donde sea. El mayor ya es grande y él sabrá lo que hace.

¿Y no tiene novia?
No, no, no. Así estamos tranquilos. Nunca me quise casar, la verdad.

Que usted se apellide Villegas y viva en Las Villegas es mucha coincidencia. ¿Cómo llegó a la parroquia? ¿O eso es territorio de la familia?
Yo nací en Mocache, en Los Ríos, pero nos mudamos a Las Villegas cuando era pequeño. Esa parroquia adoptó el apellido de mi padre por orden del expresidente José María Velasco. Mi padre se llamaba Víctor Manuel Villegas Plaza, era militar y guardaespaldas de Ibarra.

¿Compartió algún momento con el expresidente Velasco Ibarra?
Yo era muy chico. Lo miré un par de veces. Todo lo que sé de él es por las historias que me contó mi padre.

¿Algún vez pensó en seguir los pasos de su padre y vestirse de militar?
Mi padre siempre lo quiso, pero el fútbol pudo más. Lo bueno es que él siempre me apoyó y hasta contribuyó en mi formación. Le gustaba que practique atletismo y salto largo. Eso, sin duda, me ayudó en mi puesto de arquero. Gané elasticidad y reflejos.

¿Cada qué tiempo se aparece por La Villegas?
Voy siempre que puedo, después de cada partido. Se acaba el juego, cojo mis maletas y me voy a mi Villegas. La verdad no es mucho tiempo, son solo horas las que paso ahí. Pero ese tiempo me hace bien y es por eso que trato de ir siempre para allá.

¿Y qué hace allá para quitarse el estrés?
De todo. Saludo con mis amigos, habló con mis plantas... Ellas me acarician y aunque tienen espinas a mí no me las hincan. También me quitó el estrés cuidando los cultivos de palma africana.

¿Cuándo descubrió su gusto por el fútbol?
En realidad yo jugaba como delantero, pero fue una profesora la que me ubicó en el arco cuando estaba en la escuela. Ella se llamaba Piedad Ortiz, era seleccionada de baloncesto. Recuerdo que después de una goleada que recibimos, ella me dijo "Manuel tú vas a tapar". Como en ese tiempo éramos bien educados, yo le contesté: ya señorita.

¿Y dónde empieza su faceta como preparador de arqueros?
En Técnico Universitario. Allí estuve 11 años: ocho como jugador y tres como preparador de arqueros. Después estuve en Espoli y hoy en Universidad Católica.

Aquí en Católica le dicen el 'sherif' de Villegas...
Estos muchachos del equipo de Primera son los responsables. Me tomaron una foto justo cuando estaba con un sombrero tradicional de Mocache. Ahí te ponen el sombrero desde que eres chamo. Pero sí, yo soy el 'sherif' de Villegas jaja

¿Y por qué no usa el sombrero en Quito?
(Ja, ja) Me molestarían todo el tiempo. En Las Villegas ando con sombrero, ahí me lo pongo y luego me acuesto en la hamaca. Tengo varios porque siempre que llegó a mi pueblo hay un vecino que se aficiona. Me lo pide y yo se los doy.

¿Y cocina en La Villegas?
Claro que sí. los mariscos. Arturito, el jefe de utilería de Univeridad Católica, ha probado mis platos.

Manuel Dolores Villegas

Su biografía. Nació en Mocache (Los Ríos), aunque no quiso confesar en qué año. Tiene dos hijos.

Su trayectoria. Debutó con D. Quevedo y jugó en Aucas. Ahora entrena a los arqueros en U. Católica.

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